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mayor que ningún palacio asiático o vaticano. En efecto, es

                                                                                                                                 fácil ver el hecho de que ese entramado kilométrico de tú-

                                                                                                                                 neles y trenes que llegan y salen a la hora sin chocarse es un

                                                                                                                                 proyecto que sólo puede soñar, desarrollar, construir y man-

                                                                                                                                 tener una sociedad completa. Es un lujo colectivo, como lo

                                                                                                                                 son los sistemas de salud y educación públicos, los tiempos

                                                                                                                                 y retribuciones del trabajo de cuidados o el acceso a alimen-


                                                                                                                                 tos de buena calidad.

                                                                                                                                     [Participar podría significar crear con otros]

                                                                                                                                     En el extremo opuesto está el lujo individual, basado en

                                                                                                                                 el individualismo: Según la receta del desarrollismo con-

                                                                                                                                 temporáneo, incluimos en las ahora mal llamadas “clases
         Crédito imágene: antipodes café, 2013. CC BY-NC-SA/KGB.
                                                                                                                                 medias” a aquellos que con SU trabajo y por SU camino,


         nar, para imponerse a otros. Se supone que los ganarán con                                                              pueden acceder al consumo de bienes privados, pequeños

         razones lógicas, objetivas, comprobables, y que eso les hará                                                            lujos que no aportan nada a los demás. Puede ser un BMW

         destacarse, despuntar. Sin embargo, sabemos que eso es im-                                                              de gran cilindrada en Alemania, o un aire acondicionado en

         posible, puesto que el mundo de la arquitectura es doble-                                                               Argentina. El consumo organiza la vida al contrario que lo


         mente abundante; por un lado trata con un sólo saber: la                                                                hace la cooperación.

         arquitectura, que es una forma muy concreta y única de re-                                                                  ¿Cómo podemos seguir creando economía real a partir

         lacionar a los humanos con la naturaleza, y que se nutre con                                                            de la cooperación?

         todas y cada una de las propuestas presentadas a un concur-

         so. ¿Cómo podríamos fomentar cooperaciones de arquitec-                                                                 Precariedad

         tura en lugar de competiciones de arquitectura? Por otro

         lado, la arquitectura siempre construye la ciudad, que sólo                                                             Vivimos en tiempos y espacios precarios. Así ha sido siem-

         puede ser una para todos sus habitantes. Hay ciudades infi-                                                             pre, desde que pudimos tener nuestra propia economía. El

         nitamente segregadas, pero incluso en ellas la ciudad es un                                                             precariado europeo desde los 90, con su falta de empleos


         solo ente compuesto por todas sus partes. ¿Cómo podría-                                                                 estables, y el eterno precariado suramericano, con sus miles

         mos hacer ciudades y regiones cooperativas para sustituir la                                                            de viviendas y barrios informales. Salvando las distancias,

         famosa competencia entre regiones?                                                                                      compartimos unas muy parecidas faltas de empleo, de esta-

             Eric Hobsbawn afirmaba que el mayor lujo del que había                                                              bilidad y de posibilidad de proyección. Sin duda nos move-

         disfrutado la humanidad era el metro de Londres, mucho                                                                  mos bien en este paradigma porque es el que tenemos, en






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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                           Número  3 , 2016-2017
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