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Barcelona no solamente rechaza estéticamente las formas aquí —el pueblo, donde vive con su padre— ¿qué tengo?”).
convencionales impuestas por el hegemónico cine nortea- Su ex-marido, Pedro, se queda viviendo en el pueblo donde
mericano con la consecuente educación del gusto del públi- trabaja en la empresa familiar. Debido a la crisis, la empre-
co nacional. Este grupo de cineastas, tal y como ilustra La sa está al borde de la quiebra y Pedro lleva meses sin pagar
soledad, se distancia asimismo de aquel cine social que, ra- la pensión a Adela. En Madrid, Adela compartirá aparta-
dicado en unas circunstancias históricas delimitadas, posi- mento con otros dos treintañeros, Inés y Carlos. Inés es la
bilita el establecimiento de unas relaciones de causa y efecto pequeña de tres hermanas, que son las hijas de la otra pro-
entre los ambientes marginales descritos y las problemáticas tagonista del film, Antonia. Las tres (Inés, Nieves y Elena)
sociales que afectan a sus integrantes. Frente a esto, el film tienen una relación muy tensa y discuten constantemente.
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de Rosales articula las problemáticas políticas y sociales del Mientras tanto, su madre trata de mediar atemperando sus
terrorismo, el paro y la pérdida de confianza en la clase po- enfrentamientos, además de pasar tiempo con cada una de
lítica, trascendiendo la mimesis —si bien habiéndola toma- ellas por separado. Por último, Antonia se ocupa de su pro-
do como punto de partida— y confiando en la capacidad pio negocio, un pequeño supermercado de barrio.
de generación creativa del lenguaje cinematográfico, como Este breve resumen del film que acabo de desgranar po-
un medio de transformación de esas problemáticas. dría haber incluido otra diversificada serie de situaciones
La soledad se organiza en cuatro capítulos y un epílogo, el cotidianas y de asuntos que son asimismo parte explícita o
primero de los cuales se titula con los nombres propios de implícita de la diégesis del film. Esto es así porque en La so-
sus dos protagonistas principales: Adela y Antonia. Adela, ledad no hay un hilo narrativo preponderante según el cual
madre divorciada y con un hijo de trece meses, se transfie- se vayan trenzando de forma consecutiva las secuencias del
re de un pequeño pueblo del noroeste de España a Madrid, film. En cambio, La soledad se conforma como un espacio
con la idea de iniciar una vida nueva; según sus propias pa- de exploración hacia la reflexión y el (auto)conocimiento,
labras (“no creo que sea tan difícil empezar de cero… ¿total tanto para el cineasta como para los receptores. De manera
que la cinta de Rosales proyecta estas problemáticas de tipo
4 En España, en la producción de ficción ha habido una recuperación personal, social y político que son reconocibles en la Espa-
del cine social con películas como Barrio (1998), Solas (1999), El Bola ña de la actualidad pero sin la intención de explicarlas (una
(2000), Los lunes al sol (2001) y Te doy mis ojos (2003), en las cuales se tendencia que sería más propia del cine social) ni tampoco
usa una estética realista para tratar problemas sociales como el crimen, de ponerles un término mediante la proposición de unas
las drogas y la violencia contra las mujeres y los niños que afectan a per-
sonajes situados en los márgenes de la sociedad. Las tres últimas ganaron soluciones concretas.
el premio Goya a mejor película. Las dos primeras, no lo ganaron aun- La cinta de Rosales emplea una serie de rasgos caracterís-
que fueron candidatas. Pero sus directores ganaron el Premio a la mejor ticos de los códigos de representación realista. Ya hemos ci-
dirección en el caso de Aranoa por Barrio y de mejor dirección novel en tado dos de ellos: la actualidad de los asuntos tratados (te-
el caso de Zambrano por Solas.
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017