Page 204 - Revista3
P. 204

Barcelona no solamente rechaza estéticamente las formas                                                                 aquí —el pueblo, donde vive con su padre— ¿qué tengo?”).

         convencionales impuestas por el hegemónico cine nortea-                                                                 Su ex-marido, Pedro, se queda viviendo en el pueblo donde

         mericano con la consecuente educación del gusto del públi-                                                              trabaja en la empresa familiar. Debido a la crisis, la empre-

         co nacional. Este grupo de cineastas, tal y como ilustra La                                                             sa está al borde de la quiebra y Pedro lleva meses sin pagar

         soledad, se distancia asimismo de aquel cine social que, ra-                                                            la pensión a Adela. En Madrid, Adela compartirá aparta-

         dicado en unas circunstancias históricas delimitadas, posi-                                                             mento con otros dos treintañeros, Inés y Carlos. Inés es la

         bilita el establecimiento de unas relaciones de causa y efecto                                                          pequeña de tres hermanas, que son las hijas de la otra pro-


         entre los ambientes marginales descritos y las problemáticas                                                            tagonista del film, Antonia. Las tres (Inés, Nieves y Elena)

         sociales que afectan a sus integrantes.  Frente a esto, el film                                                         tienen una relación muy tensa y discuten constantemente.
                                                                           4
         de Rosales articula las problemáticas políticas y sociales del                                                          Mientras tanto, su madre trata de mediar atemperando sus

         terrorismo, el paro y la pérdida de confianza en la clase po-                                                           enfrentamientos, además de pasar tiempo con cada una de

         lítica, trascendiendo la mimesis —si bien habiéndola toma-                                                              ellas por separado. Por último, Antonia se ocupa de su pro-

         do como punto de partida— y confiando en la capacidad                                                                   pio negocio, un pequeño supermercado de barrio.

         de generación creativa del lenguaje cinematográfico, como                                                                   Este breve resumen del film que acabo de desgranar po-


         un medio de transformación de esas problemáticas.                                                                       dría haber incluido otra diversificada serie de situaciones

             La soledad se organiza en cuatro capítulos y un epílogo, el                                                         cotidianas y de asuntos que son asimismo parte explícita o

         primero de los cuales se titula con los nombres propios de                                                              implícita de la diégesis del film. Esto es así porque en La so-

         sus dos protagonistas principales: Adela y Antonia. Adela,                                                              ledad no hay un hilo narrativo preponderante según el cual

         madre divorciada y con un hijo de trece meses, se transfie-                                                             se vayan trenzando de forma consecutiva las secuencias del

         re de un pequeño pueblo del noroeste de España a Madrid,                                                                film. En cambio, La soledad se conforma como un espacio

         con la idea de iniciar una vida nueva; según sus propias pa-                                                            de exploración hacia la reflexión y el (auto)conocimiento,

         labras (“no creo que sea tan difícil empezar de cero… ¿total                                                            tanto para el cineasta como para los receptores. De manera

                                                                                                                                 que la cinta de Rosales proyecta estas problemáticas de tipo



         4  En España, en la producción de ficción ha habido una recuperación                                                    personal, social y político que son reconocibles en la Espa-
         del cine social con películas como Barrio (1998), Solas (1999), El Bola                                                 ña de la actualidad pero sin la intención de explicarlas (una

         (2000), Los lunes al sol (2001) y Te doy mis ojos (2003), en las cuales se                                              tendencia que sería más propia del cine social) ni tampoco
         usa una estética realista para tratar problemas sociales como el crimen,                                                de ponerles un término mediante la proposición de unas
         las drogas y la violencia contra las mujeres y los niños que afectan a per-

         sonajes situados en los márgenes de la sociedad. Las tres últimas ganaron                                               soluciones concretas.

         el premio Goya a mejor película. Las dos primeras, no lo ganaron aun-                                                       La cinta de Rosales emplea una serie de rasgos caracterís-
         que fueron candidatas. Pero sus directores ganaron el Premio a la mejor                                                 ticos de los códigos de representación realista. Ya hemos ci-
         dirección en el caso de Aranoa por Barrio y de mejor dirección novel en                                                 tado dos de ellos: la actualidad de los asuntos tratados (te-

         el caso de Zambrano por Solas.





      204                                                                                                                                                                                                                             205
                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                           Número  3 , 2016-2017
   199   200   201   202   203   204   205   206   207   208   209