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cesaria que tradicionalmente se había atribuido a la figura más negativos de la mentalidad de redifusión de la informa-
del autor. Foucault, un año más tarde, matiza esta cuestión ción y las estéticas propias del sample, el jockey o el semio-
y señala que no todos los escritores son autores per se con el nauta, según la terminología que se desee adoptar.
célebre ejemplo de la correspondencia privada, que pese a Ese tipo de difusión y refundición de los materiales ori-
estar convenientemente rubricada no hace que su firman- ginales opera sustentándose en saber que hay un autor pero
te sea un autor. Establece también que la función autoral es que no importe o bien en perder la consciencia de una au-
un constructo histórico que germina en el Renacimiento, de toría o asumir que esta queda supeditada a la colectividad
tal forma que las ideas de Foucault, junto a las de Barthes, de la red. Aunque hay diferencias en cierta carga moral, no
suponen un importante pilar del proceso de revisión de los podemos decir que haya necesariamente divergencias en los
conceptos de autor y autoría de la crítica posterior. Así, Ne- procedimientos que se llevan a cabo. Del mismo modo, es
hamas parte de estas consideraciones para afirmar que “an imprescindible no perder la perspectiva y tener en cuenta
author […] is whoever can be understood to have produced que hay importantes diferencias entre un medio (es decir,
a particular text as we interpret it” (“un autor […] es aquel una empresa) que emplea materiales con derechos de autor
que puede ser entendido como quien ha producido un tex- sin reconocimiento, atribución ni, por supuesto, pagar, y
to en particular según lo interpretamos”; Nehamas 686), un individuo que reutiliza esos materiales. Igualmente, no
es decir, no es de forma exclusiva ni específica quien lo ha puede juzgarse del mismo modo a aquella persona que, por
escrito ni firmado puesto que la idea de autoría es simple- ejemplo, escribe una fan fiction que a quien copia una fic-
mente atribuir a un texto una interpretación literaria. ción ya existente con ánimo de lucro e incluso de engaño o
La pérdida de peso de la autoría (o su disolución concep- con vocación de vender esas copias que se realicen.
tual en la sociedad-red o como parte de las aportaciones de Esas fan fiction que retoman universos y personajes aje-
la crítica literaria posmoderna) ha tenido influencia en la nos de forma apócrifa son uno de los pilares de la filoso-
generación de fenómenos de apropiacionismo, regulariza- fía hacker proclamada por Henry Jenkins, quien ya expu-
ción del plagio y mala praxis también en los medios de co- so pormenorizadamente los pilares psicológicos, artísticos y
municación (novatos o tradicionales) en su salto a la digita- estéticos que dan lugar a este fenómeno (1992) que no ha
lidad, si bien estas son concepciones mucho más próximas a hecho sino consolidarse en el espacio de la web gracias a las
lo legislativo que a lo artístico. Son estos quizá los aspectos
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de autor) como si de una propiedad industrial o patente se tratara. Pues-
1 El peso específico que se concede al concepto legal de autoría en la ac- to que resulta imposible abstraerse de esta realidad legal, a la que regre-
tualidad, más allá de la cuestión teórica-literaria, es fruto de lo litigioso saremos en páginas posteriores, la visión judicial de la autoría no puede
de la escena sociocultural contemporánea. Esta actitud se deriva de la obviarse, incluso en los casos en los que entra en conflicto con la crisis
industrialización plena de las esferas culturales y su necesidad de defen- posmoderna del concepto tradicional de autoría que, como hemos visto,
der la propiedad intelectual (en la que se asimila la autoría y el derecho evidenciaron principalmente Barthes y Foucault.
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015