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de los cuentacuentos y del cuento tradicional: indetermina-  teatro, lectura en alta voz) ha asociado tradicionalmente a

 ción en espacio y tiempo, incorporación del diálogo, ten-  su disfrute, a cada ocasión en la que tiene lugar su re-pre-

 dencia al personaje arquetípico del cuento tradicional (el   sentación, un espacio: bibliotecas, salas de cine, teatros, sa-

 sabio, el eremita, el hombre que sale al camino…). Las his-  lones... Todos ellos son espacios colectivos donde han con-

 torias son de nuevo esqueletos que es posible rellenar con   vivido lectores, estudiosos, intérpretes, espectadores.

 el arte de contar del narrador. Sus formas de difusión, más   El arte encuentra su sentido último en la exhibición, en

 allá de la sala de conferencias, del recinto del curso o taller,   el acto de ser compartido. Fue el libro, el soporte de ficción


 se centran en el libro impreso, en muchas ocasiones difun-  más individual, el de un disfrute si no más íntimo, sí más

 dido de forma gratuita, y en blogs y redes sociales.  privado, y el que cuenta con una historia milenaria, el pri-

 Se huye de la ilustración en los textos impresos con estas   mero en convertirse en un dispositivo portátil a medida que

 historias ejemplarizantes, de la caracterización en la comu-  el desarrollo de la imprenta abarataba su coste y, sobre todo,

 nicación pública. Se teatraliza con gestos y, principalmente,   permitía la réplica de un mismo texto cientos o miles de ve-

 a través de lo sonoro, lo vocal, pero se huye de lo excéntrico,   ces.

 del espectáculo, de la esencia del teatro. El relato y el arte   El desarrollo de la industria audiovisual desde finales del


 de contar son una pieza al servicio de una maquinaria doc-  siglo XIX ha convertido también la lectura en voz alta, la

 trinal, la guarnición que acompaña al plato principal. Las   música como forma de ficción (no podemos dejar en la fic-

 historias carecen de intención literaria. Pesa el contenido   ción de lado a la ópera) y el cine en ficciones encapsuladas

 sobre la forma, el mensaje amordaza la intención artística,   en dispositivos portátiles que facilitan las re-presentaciones

 aunque los oradores reivindiquen una cierta forma estética,   ambulantes y particulares, se rompen los límites que impo-

 escudándose en las fábulas, en los relatos orientales de pro-  nían las paredes de las salas colectivas que tenían la cualidad

 cedencia china, hindú, japonesa…, que son en gran parte   inherente a los templos de crear una atmósfera, de unir a

 de las ocasiones los que parafrasean. Las mismas fuentes, en   todos los asistentes en un fenómeno de creación y una oca-

 suma, los parientes de Calila y Dimna, que nutrieron el me-  sión casi irrepetible cuando se trataba de un espectáculo en


 dioevo, salvando que los autores que han trascendido con   directo.

 su obra se concentraban en la forma de contar, en la perfec-  Ahora en los salones o habitaciones el disfrute de esa

 ción de la forma y el relato ejemplarizante contemporáneo   ficción codificada en dispositivos cada vez más diminutos,

 busca la difusión y para ello renuncia a la investigación for-  siempre listos para su reproducción, es rara vez compartida.

 mal.           El espectador es consciente de que el teatro, la música

         o el cuentacuentos es una forma de ficción viva: ninguna

 La ficción encapsulada  representación es igual, pero también es cierto que la fic-


 La ficción en sus distintos formatos (papel impreso, cine,   ción “portátil” garantiza el acceso a todo tipo de público, en






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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