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ideal, un régimen híbrido de socialismo y capitalismo, totalita-                                                 nancieros de una minoría, manipulando a la masa.  Quizás
                                                                                                                                                                                                                         18
                rio y plenamente democrático al mismo tiempo […] Hágales                                                         esté hablando el autor aquí, viendo en la política un porve-

                saber que en su mismo despacho, sobre su cabeza, hay un pun-                                                     nir asegurado para la narrativa ficcional.

                to de transferencia, una puerta de acceso a ese otro mundo don-
                de no existe el conflicto entre el deseo individual y el bienestar                                                   Para colmo de cinismo, DK sueña ahora con convertir-

                colectivo. (150-152)                                                                                             se en el nuevo líder revolucionario, un líder forzosamen-
                                                                                                                                 te “karnavalesco”: su revolución no es una revolución real,

         El sistema alternativo que le propone DK a Barack Obama                                                                 sino simulacral, destinada a darle la ilusión de su poder al

         es una farsa, un mero “juego” (103). Esta falsa utopía de-                                                              pueblo, para mejor mantenerlo alejado del verdadero po-

         mocrática es la utopía “karnavalesca” por excelencia: lo tras-                                                          der, concentrado en unas pocas manos.

         torna todo en un inmenso sinsentido. DK, de paso, señala                                                                    En el capítulo 16, irónicamente titulado “Masaje revolu-

         que se ha hecho posible gracias al hundimiento del arte y                                                               cionario”, DK tiene un sueño en que se convierte en el pro-

         de la cultura en general, incapaces de crear nuevos mitos:                                                              motor de un “nuevo modelo de bienestar”. Pero pronto, el
                                                                                                              17


                La gente, descreída y fatigada, necesita grandes narrativas en las                                               “cuerpo social”, es decir, la masa de ciudadanos, se convier-

                que creer, nuevos mitos y dioses, ficciones globales con que en-                                                 te en una amenaza para este hombre acostumbrado a mani-
                tender el sentido de sus vidas en un mundo hostil como éste. Ya                                                  pular los cuerpos ajenos:

                que los escritores y los cineastas, los creadores en general, han
                desistido de su responsabilidad moral y ya no se muestran capa-                                                         La masa de cuerpos y de caras, miembros y partes de cuerpo, lo

                ces de comunicar con el gran número, nos toca a nosotros, los                                                           dominan todo, ocupan todo el espacio, en la calle y en los edifi-

                grandes hombres de la multitud, los políticos y los hombres pú-                                                         cios, no hay ninguna fuerza capaz de oponerse a esa fuerza des-
                blicos de toda clase, con la ayuda de la ciencia nueva de la reali-                                                     tructiva, no veo ninguna oposición posible, nada puede parar-

                dad paradójica, la misión ejemplar de crear de la nada esos nue-                                                        la […]. Toda la ciudad está tomada por esta masa de cuerpos y

                vos mitos y esas nuevas narrativas que encandilen a los votantes                                                        caras, caras y cuerpos, caras sin cuerpo y cuerpos sin cara. (141-
                para conducirlos al paraíso social que el ser humano, a pesar de                                                        142)

                todo lo que hay de perverso y maligno en su naturaleza, se me-

                rece desde el comienzo de los tiempos. (153)
                                                                                                                                 18  Quizas sea aún más sensible en España, donde la vuelta a la democra-
         La ironía del autor es inmensa: haciendo caso omiso de las                                                              cia se acompañó de una “revolución” cultural cuyo carácter “revolucio-

         teorías del posmodernismo que, ya en los años 70, apunta-                                                               nario” está puesto en tela de juicio muy severamente hoy, como seña-

         ban la “desaparición de los grandes relatos” según la famosa                                                            la Isabelle Touton en este mismo monográfico: “El relato que excluía la


         expresión de Jean-François Lyotard, DK le propone a Oba-                                                                economía del debate político y convenía a los sistemas de gobernanza bi-
                                                                                                                                 partidistas era y sigue siendo común al mundo capitalista globalizado y
         ma una narrativa que le permita preservar los intereses fi-                                                             se impuso muy pronto a la joven democracia española [..]. Lo que se ha

                                                                                                                                 llegado a llamar recientemente Cultura de la Transición (CT) se adhería
                                                                                                                                 por completo al mito del crecimiento, de la eficacia y del rendimiento

         17  En otro lugar habla del “fraude de la cultura”(27).                                                                 […]” (Touton 202).





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