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Más que otros géneros literarios, el teatro se ha visto par- do: Barrière señalaba que, en algunas obras, “la vidéo […]
ticularmente afectado o favorecido por los advenimientos prend une importance démesurée, […] elle s’avère mal em-
técnicos —desde las tramoyas y la incorporación de la elec- ployée et esthétiquement dérisoire, […] phagocytant tou-
tricidad hasta los medios electrónicos más avanzados—. En te possibilité de scénographie” (“El vídeo toma una impor-
efecto, la digitalización de la imagen y del sonido permiten tancia desmesurada ... está mal empleado, es estéticamente
hoy efectos estéticos sorprendentes y pueden ser vectores irrisorio … y fagocita cualquier intento de escenografía”). A
de creación de significado. Sin embargo, la incorporación y todas luces, la percepción del espectador podría estar dema-
el uso del material técnico no garantiza la creación de sig- siado solicitada por una cantidad de imágenes que estable-
nificado ni la ampliación del horizonte interpretativo de la cen, entre ellas, una jerarquía cualitativa. ¿Hasta qué punto
obra. Volvemos una vez más a la cita de Lope: el Teatro se la imagen del escenario y la proyectada entran en compe-
queja de la mala gestión de la maquinaria escénica en Espa- tencia visual? Para Pavis, la mirada del espectador es atraída
ña, pero al mismo tiempo toma la defensa del sentido de la por la imagen más grande, que no cesa de evolucionar, en
vista, apreciado por sus contemporáneos, mientras que su movimiento, y su atención se centra en los cambios de esca-
antagonista insiste en la importancia del sentido del oído: la y en los planos. En este sentido, el desafío del teatro sería,
lo que captan los oídos se ve en el alma: “[Los oídos] Pue- para el investigador francés, “redonner [au théâtre] malgré
den ver como ellos [los ojos], retratando en la imaginación tout sa présence vivante et sa force d’attraction” (“restituir
por ideas lo que oyen” (Comedias XXV). El Fénix retoma, [al teatro], a pesar de todo, su presencia viva y su fuerza de
en este pasaje, la célebre controversia vista-oído sobre la su- atracción”; La mise en scène 138).
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premacía de los sentidos en la jerarquía del conocimiento. A partir de estas observaciones preliminares, quisiera,
Desde la Edad Media, esta polémica conoce una larga tra- como promete el título que encabeza estas líneas, reflexio-
dición en España. El Barroco pondrá punto final al debate nar acerca del lugar que ocupan la vista y el oído en la obra
con el triunfo consagrado de las expresiones artísticas visua- de algunos dramaturgos españoles actuales. Más allá de una
les (Maravall). oposición entre teatro para ver y teatro para escuchar o del
Mutatis mutandi, la polémica oído-vista, texto-escenogra-
fía, si bien superada desde hace ya varios decenios en el pla- 3 En otro registro, pero emparentado con lo que estamos comentando,
no teórico —pensemos en los trabajos de Anne Ubersfeld, la industria del cine ha desarrollado de manera espectacular los efectos es-
entre otros—, reaparece con la incorporación al teatro de los peciales: la pretendida visión en tres dimensiones (3D) es, de momento,
un recurso puramente visual que apunta más a lo comercial que a la es-
medios audiovisuales, el empleo del vídeo y de las imágenes tética de la imagen. Las críticas de esta nueva tecnología no tardaron en
«enlatadas» que suscitan, a menudo, la desconfianza de cier- hacerse oír y una multitud de foros de discusión se dieron cita en la red
to público. Por citar un ejemplo, una crítica de la edición desde el estreno de Avatar (J. Cameron), organizándose en torno al pro-
2011 del célebre Festival d’Avignon redundó en este senti- vocativo lema “If you can’t make it good, make it 3D” (“Si no puedes
hacer que sea bueno, hazlo en 3D”).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013