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No es mi propósito adentrarme en el interminable uni-                                                               ser oídas, y de otras, que están escritas maravillosamente, se

         verso lopesco o calderoniano —que estaría fuera del ámbito                                                              están burlando”) (Comedias XXI).

         de investigación de esta Revista— sino más bien, a través de                                                                En la cita con la que comenzamos esta reflexión, la que-

         algunos textos del teatro clásico, fijar unas pautas o puntos                                                           ja está puesta en boca del propio Teatro, que se ve maltrata-

         de partida para la reflexión sobre el decorado verbal practi-                                                           do, “herido, quebrado las piernas y los brazos, lleno de mil

         cado en la creación dramatúrgica actual.                                                                                agujeros” (Comedias XXV) a causa de los carpinteros: según

             En el Prólogo dialogístico a la edición de la Parte XVI                                                             nuestro personaje, los recursos escenográficos —las máqui-


         (1621) de las comedias de Lope de Vega, el personaje Tea-                                                               nas— intentan paliar la falta de talento de los actores, de

         tro dialoga con un Forastero y se desespera ante el panora-                                                             ingenio de los escritores y de comprensión del público. Sin

         ma teatral de su tiempo:                                                                                                embargo, un poco más adelante, el Teatro reconoce la im-

                                                                                                                                 portancia del sentido de la vista y de las máquinas escénicas:
                Teatro.— Yo he llegado a gran desdicha y presumo que tiene

                origen en una de estas tres causas: o por no haber buenos repre-                                                 “Pero volviendo al pueblo, digo que justamente se mueve a
                sentantes, o por ser malos los poetas o por faltar entendimiento                                                 estas máquinas por deleitar los ojos; pero no a las de la co-

                a los oyentes, pues los autores se valen de las máquinas, los poe-                                               media de España, donde tan groseramente suben y bajan fi-

                tas de los carpinteros y los oyentes de los ojos. (Comedias XXV).                                                guras, salen animales y aves” (Comedias XXV). El uso que

                                                                                                                                 de las maquinarias escenográficas hacen sus contemporá-
             En este y otros prólogos hallamos importantes datos so-


         bre la práctica teatral del Siglo de Oro, pero sobre todo que-                                                          neos españoles parece ser la causa del enojo del Fénix.

         jas del autor acerca de los abusos y las malas artes de repre-                                                              Traigo a colación estas citas del siglo XVII para hacer hin-

         sentantes, autores, poetas y público. No sin ironía, Lope                                                               capié en la tensión que ha existido desde siempre entre el

         da testimonio en sus prólogos que los actores no aprenden                                                               acto creativo y los recursos técnicos empleados por el au-

         correctamente el texto, que existen individuos que asisten                                                              tor. Para Lope, en rigor, tres elementos eran necesarios para

         a las representaciones para copiar algunos versos y escribir                                                            construir una comedia, según una sentencia que tradicio-

         luego comedias mediocres (“Y así no me espanto de que                                                                   nalmente se le atribuye, “un tablado, dos personajes y una


         haya hombres que vengan a mi teatro y oigan una comedia                                                                 pasión”. Pero baste pensar en el protagonismo que la ma-

         setenta veces, y aprendiendo veinte versos de cada acto, se                                                             quinaria barroca alcanza con Calderón y en el que cobran

         vayan a su casa y por los mismos pasos la escriban de los su-                                                           actualmente las nuevas tecnologías aplicadas a la creación

         yos, y las vendan con el título y nombres de su autor, sien-                                                            artística y específicamente literaria para obligarnos a consi-
                                                                                                                                 derar el fenómeno con atención.
                                                                                                                                                                                          2
         do toda disparates y ignorancias”) (Comedias XXI) y final-

         mente que los oyentes que no saben distinguir lo bueno de                                                               2  Consúltese el estudio señero de José María Ruano de la Haza sobre las

         lo malo (“Muchas veces se agradan de comedias indignas de                                                               puestas en escena en el teatro barroco, en especial el capítulo dedicado

                                                                                                                                 al decorado espectacular.





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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  1 , 2013
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