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Jueves
Hoy, después del desayuno, discusión —entre la señora Verena,
Dus, Jacek y yo— provocada por mi opinión de que el hombre
a caballo es una cosa estrafalaria, una ridiculez y una ofensa a la
estética. En esa Acrópolis caballar mi tesis sonó como un true-
no blasfemo.
Les expliqué que un animal no nace para cargar sobre sí a otro
animal. Un hombre sobre un caballo es tan estrafalario como
una rata sobre un gallo, una gallina sobre un camello, un mono
sobre una vaca o un perro sobre un búfalo. El hombre a caballo
es un escándalo, una perturbación del orden natural, un artifi-
cio violento, una disonancia, algo feo.
Witold Gombrowicz,
Diario 2,
Alianza Tres, 1989.
Como vimos antes, primero cayó la fe en dios, más tarde la
fe en el progreso, y en los últimos tiempos la fe en la pro-
pia fe. Sin embargo, resulta extremadamente curioso lo que
nos describe el escritor y dibujante Frédéric Pajak en La In-
mensa Soledad. En este libro aborda, fundamentándose en
correspodencias y otros escritos, el proceso de progresivo
enloquecimiento de Nietszche allá por 1889, en la ciudad
de Turín, hasta donde había viajado para reposar y tratar de
recuperarse de otros trastornos nerviosos que le aquejaban.
Seguidamente, fragmentos de algunas de las cartas que en-
vió en esos días a conocidos y amigos, arrebatado ya por un
estado de euforia mística y jocosa incontrolable.
A August Strindberg:
He ordenado la convocatoria de una Dieta de los príncipes en Roma,
quiero que fusilen al joven emperador. ¡Hasta la vista! —pues nos
volveremos a ver... con una única condición: Que nos divorciemos.
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Revist a de alces XXI
A primeros de enero de 1889, carta a Jean Bourdeau, redactor
jefe del Journal des Débats y de la Revue des Deux Mondes, en
París:
Creo sinceramente que es posible poner orden en todo este absurdo
europeo con una especie de gran carcajada histórica, sin que sea ne-
cesario hacer correr una sola gota de sangre...
A August Strindberg:
¿Ehó?... ¿Se acabaron los Que nos divorciemos?...
[firmado] El Crucificado.
El 3 de enero, a Meta von Salis:
El mundo está transfigurado, pues Dios está en la tierra. ¿No ves
cómo se alegran todos los cielos? Acabo de tomar posesión de mis
propiedades, he metido al papa en la cárcel y he mandado que fu-
silen a Wilhem, Bismarck y Stocker.
[firmado] El Crucificado.
Frédéric Pajak,
La inmensa soledad,
Síntesis, 2000.
¿No resulta verdaderamente genial e inspirador que el tipo
que mató a dios acabe su vida cuerda creyéndose el mis-
mísimo Mesías y empleando un tono propio de Groucho
Marx? ¿No hay algo profético en que este último canto de
un casi loco ensalce la fe y el humor como recursos extre-
mos para abrazarlo todo, para resolver todas las paradojas?
Vaya, que si Nietszche mismo se pone místico mientras ca-
mina como un funambulista entre la cordura y la demencia,
tal vez no quede otro remedio sino alumbrar ese nuevo es-
tado de conciencia, esa fe en poder desactivar nuestro des-
tino fatal, que por otra parte tal vez no sea sino la cosa más
vieja del mundo.
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Número 1 , 2013