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que compramos y vendemos y nuestro yo es lo que consu- ejemplar desde el punto de vista de quien entienda la revo-
mimos y el yo es nuestra mercancía predilecta. lución como algo posible, —“¿Os imagináis la revolución?
Desde esta constatación el protagonista y narrador se en- No en abstracto, no hace cien años ni en otro país. Ima-
camina hacia una salida biográfica insólita: la militancia po- ginadla en concreto, dentro de unos años, aquí en vuestro
lítica como espacio donde alterar las amañadas disyuntivas barrio” (Díaz 110)—, es que la narración de esa libertad
del juego que el capitalismo propone, donde dejar de sen- mínima pero efectiva que el protagonista lúcida y estraté-
tirse impotente: “pero ahora que milito hay una parte de la gicamente conquista al ganar la modesta plaza de ordenan-
impotencia que depende de mí y de los míos” (Díaz 140), za en un instituto de enseñanza media, derive, con una co-
donde ejercer la libertad que lo constituye: “Imagínate que herencia interna irreprochable, hacia el horizonte vital de
las cárceles, los empresarios, los traficantes de esclavos no le la militancia política en una organización comunista y que
quitan la libertad a nadie. Tratan de sujetar, de contener, de desde esa posición el narrador acabe por afirmar que lo im-
aprisionar la libertad que tenemos” (94), y donde imaginar portante no es el ser sino el estar: “Estoy aquí. Puede que
una revolución que oriente su actuar en y sobre el entorno no sea mucho, pero tampoco es nada. Significa que aunque
social: “Y una organización revolucionaria va al cuerpo. Va fuerais a mandarlo todo a tomar por culo, yo seguiría aquí”
de a ver cómo te organizas con otra gente para no tener que (7). Frente al “Yo soy el que soy” el “yo soy uno cualquiera”
seguir llevando la misma puta vida, para dejar de estar con- (7).
denado a una hipoteca basura y un trabajo basura y un pre- Esas serían en resumen las razones que me llevan a reco-
sente de mierda” (97). mendar la lectura de esta novela: su capacidad para mos-
La militancia como forma de desprendimiento y escape trar con las herramientas propias del conocimiento narra-
de esa dictadura del yo ensimismado que nos aísla y tira- tivo cómo la resistencia a la revolución de los desclasados
niza tratando de imponernos como destino único la auto- tiene en gran parte su fundamento en el miedo material e
descripción narcisista. La militancia como reconocimiento ideológico, existencial en definitiva, a poner nuestro yo en
de que eso que llamamos yo no deja de ser el producto de peligro de extinción o merma.
una situación, de una posición no elegida la mayor parte de Ahora bien, la novela que ese protagonista que trabaja de
las veces. La militancia no como negación de la individua- ordenanza en un instituto público de secundaria escribe va
lidad sino como oportunidad para todo lo contrario: para explícitamente dirigida a los demás hijos del proletariado,
recuperar la individualidad frente al individualismo, es de- instándolos, con estilo claro y directo, a enfrentarse y lu-
cir, el ser como un estar con los otros frente al ser como un char contra las injusticias del sistema. Y es tal esta voluntad
ser contra los otros. La militancia en definitiva como lugar del narrador y protagonista de ver a los jóvenes como los
donde perder el miedo a dejar de ser uno mismo. destinatarios naturales de lo que escribe, que llega a imagi-
Lo insólito, lo que convierte a esta novela en una historia nar cómo algunos de esos estudiantes con los que se cruza
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013