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en los pasillos pueden llegar algún día a leer su historia y, al   si generalizo, por una identidad que disfruta en buena me-

 sentirse interpelados por ella, cobrar fuerzas para poder es-  dida de un yo disyuntivo bastante privilegiado aun en estos

 capar de la inercia embrutecedora que los arrastra y diluye.   tiempos en que la precariedad amenaza nuestras posiciones

 Que esos jóvenes sean considerados como los destinatarios   sociales. Somos parte de ese yo que se siente inteligente y

 más naturales de esta novela que tiene claros rasgos de las   sensible porque lee y comprende tanto y a un mismo tiem-

 novelas de aprendizaje parece algo coherente: “Hace tiem-  po las Elegías de Duino de Rilke como las Piezas didácticas

 po que os miro. Los vaqueros, los cortes de pelo, la estri-  de Bertolt Brecht, Un coup de Dés de Stéphane Mallarmé y


 dencia en la voz. A veces os encuentro en el metro. Salís de   Ángel fieramente humano de Blas de Otero. Somos, no nos

 otro instituto pero sois iguales. Vais de quince en quince, o   engañemos, unos yos que hemos aprendido a disfrutar de

 de diez en diez. Demasiado jóvenes quizá, para llegar a estas   las tortillas sin necesidad de romper un huevo (seguramente

 páginas. Pero ya dije que no me importa esperar” (Díaz 42).   porque este se rompe en aquellas deslocalizaciones que nos

 Lo que sin embargo parece merecer más explicación es que   evitan la conciencia y el espectáculo), y hemos interiorizado

 haya sido elegida para recomendarla a este nosotros más   hasta el olvido más total que los buenos modales y el buen

 general formado por los que aquí y ahora estamos. Podría   comportamiento a la hora de expresarnos no es una impo-


 achacar tal decisión al hecho de que en realidad este noso-  sición o censura que tenga que ver con la libertad de expre-

 tros no deja de ser una mera instancia de mediación y que   sión sino con una pretendida, natural y noble condición hu-

 lo que se busca con la recomendación es que a su vez noso-  mana. Somos parte de ese yo que se siente libre aún estando

 tros recomendemos su lectura a los jóvenes en cuya forma-  preso por un sueldo a final de mes, que es capaz de invocar-

 ción intervenimos de uno u otro modo. Pues también pero   se como un yo soy el que soy y que, en coherencia con esta

 no. Si la recomendamos aquí y ahora es porque entende-  creencia, se resiste y mira con reparos cualquier tipo de mi-

 mos que aun cuando los intelectuales de izquierda marca-  litancia por miedo a perder esa libertad que, como el imagi-

 dos por ese doble desclasamiento que hemos comentado no   nario dominante enseña e inculca, la revolución cercena de

 vayamos a suponer nunca la fuerza de choque de una insu-  forma autoritaria, grosera o absurda.


 rrección revolucionaria, parece necesario, desde un punto   Panfleto para seguir viviendo, a través de la historia excep-

 de vista estratégico, si no considerarnos como posible alia-  cional de ese hijo del proletariado, cuenta que hay vida más

 dos, sí al menos tratar de neutralizar nuestro rechazo. Y de   allá de ese yo que nos hace y deshace y por eso, y porque es

 ahí la conveniencia política de lograr que vivamos con me-  una historia creada para luchar contra esa imaginación do-

 nores reservas ideológicas la posibilidad de mengua o des-  minante que nos impide imaginar que la revolución es po-

 aparición de ese yo en clave de clase media que es causa en   sible y necesaria, siento que es una novela justa, sabia y con-

 gran parte de nuestras resistencias y miedos a la revolución   veniente. Recomendable.


 y sus avatares. Poseemos y somos poseídos, creo no ofender






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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