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timas —de la desindustrialización programada de España,                                                                 intelectuales, creadores y ciudadanos se han vuelto a apro-

         de la mafia del ladrillo y sus complicidades políticas, de un                                                           piar del discurso económico. Circulan en particular lo que

         sobreendeudamiento generalizado e hipotecas con cláusulas                                                               Germán Labrador Méndez ha llamado “los relatos de vida

         abusivas para el acceso a la vivienda (Mateos) insuficiente-                                                            subprimes” (2012), testimonios fotográficos o filmados (de

         mente contrarrestadas por políticas públicas de promoción                                                               las violencias policiales, por ejemplo), columnas de protes-

         del alquiler, etc.—, la política económica se iba a conver-                                                             tas de escritores, desde los más consagrados hasta los que se

         tir por fin en “un terreno prioritario para la lucha políti-                                                            dan a conocer masivamente a favor de la “crisis” (pienso por


         ca” (Isidro López 77). Las consecuencias extremadas de la                                                               ejemplo en la periodista y escritora Cristina Fallarás, que

         “crisis” en España,  la violencia de los discursos y de unas                                                            contó en Facebook, resumió en www.elmundo.es y relató por
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         situaciones en las que se rescatan bancos mientras se des-                                                              fin en el libro titulado A la puta calle, la crónica de su pro-

         ahucian familias, no por ellas liberadas del pago de las hi-                                                            pio desahucio), viñetas satíricas o historietas políticas. Para

         potecas (lo que condujo a más de un desesperado al suici-                                                               estar a la (des)medida de una realidad tan absurda y despia-

         dio), los desacuerdos entre el pueblo y sus “representantes”                                                            dada que parece ficción, muchos de esos textos y dibujos de

         (de forma acentuada desde el “No a la guerra” en Irak, en                                                               denuncias vuelven a la esencia del panfleto: ironía, sátira,


         2003), el desarrollo de las nuevas tecnologías (que supuso                                                              grotesco, humor negro, neologismos que compiten con las

         la emergencia de nuevas comunidades de reflexión política                                                               “neohablas orwellianas” (Salabert) y las descodifican, impre-

         y la circulación de noticias alternativas en un discurso me-                                                            caciones, argumentación y contra-argumentación, y como

         nos “descendente” que el de los medios tradicionales), todo                                                             meta, la pretensión —para nada postmoderna— de desve-

         ello preparó el terreno para el fomento de movimientos de                                                               lar la verdad frente a la mentira y la ilusión, de despertar al

         protesta ciudadana y la asunción de discursos no minorita-                                                              ciudadano de la “alucinación colectiva” (De Stridon) que le

         rios desde la cultura, discursos que contestan radicalmente                                                             hace tomar por la única realidad posible unas estructuras de

         el dogma neoliberal concebido como antitético a una nueva                                                               dominación económica y política que imponen su discurso

         exigencia: “democracia ya”. Con cierta intensificación desde                                                            legitimador.


         el 15-M, en parte gracias a internet (redes sociales y blogs),





         legitimidad de la monarquía que, correlativamente a lo evocado ante-                                                    Los dibujantes en la brecha

         riormente, emerge desde hace unos años ni las reivindicaciones inde-                                                    Gracias a la evolución —parcial— del mercado editorial
         pendentistas catalanas, aunque todo se encuentre vinculado.                                                                                                                                                            3


         2  “Con el foco del 15-M puesto en los abusivos rescates bancarios, las                                                 propiciada por el desarrollo de las nuevas tecnologías,  por
         redadas contra subespañoles o las ejecuciones hipotecarias contra ciuda-
         danos arruinados, la CT ha envejecido a ritmo borbónico en menos de                                                     3  “Internet ha arañado el papel del capital como gendarme de la CT li-

         un año” (Campabadal 75).                                                                                                teraria pero, por ahora, no lo ha transformado” (Gopegui 213).





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