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elementos, como apunta Polanyi, no son mercancías en sen-  tarios estadounidenses—, dado que el sector privado es ca-

 tido estricto, es decir, no se crean o crearon para comprarse   paz de realizar más eficientemente las mismas actividades.

 y venderse por un precio en el mercado. Y así se puede ver   Pero, por otro lado, si comparamos, como sugiere Meik-

 inmediatamente en el caso del trabajo y la tierra: “[L]abor   sins Wood, el capitalismo con las sociedades feudales pre-

 and land are no other than the human beings themselves of   vias, que se caracterizan por la unión del poder político y el

 which every society consists and the natural surroundings   económico en manos del señor o del monarca, sería posi-

 in which it exists. To include them in the market mecha-  ble hablar —y he aquí la paradoja— de una “privatización”


 nism means to subordinate the substance of society itself to   de la política en el capitalismo. Con ello, esta autora quiere

 the laws of the market” (“El trabajo y la tierra no son más   recalcar que algunas funciones privativas del poder político

 que los propios seres humanos de los que se compone toda   en el feudalismo aparecen en el capitalismo como atributos

 sociedad y el medio natural en que tal sociedad existe. Sub-  de una clase que se apropia privadamente de la plusvalía so-

 sumirlos bajo el mecanismo del mercado supone subordi-  cial, sin que, por otro lado, esta apropiación esté conectada

 nar la esencia de lo social a las leyes del mercado”; 75). La   con la obligación de satisfacer objetivos sociales (Meiksins

 toma de conciencia de la naturaleza no mercantil del tra-  Wood, Democracy Against Capitalism 40, 44).


 bajo, la tierra y la moneda explica que Polanyi los califique   La paradoja política del capitalismo denuncia que vivi-

 de mercancías “ficticias” (76). Y esta noción cumple un po-  mos en una sociedad dual. Por un lado, el poder político

 deroso papel a la hora de llamar la atención sobre el efecto   y las obligaciones públicas están concentradas en el esta-

 que el orden capitalista tiene en el conjunto de la sociedad,   do. Por otro, el poder económico está privatizado —es de-

 dado que en forma tendencial va eliminando de nuestras   cir, se ha desprendido de las obligaciones públicas que son

 sociedades toda conducta o relación social que se oponga al   inevitables cuando el poder político coincide con el poder

 imperativo básico del mercado, o sea, a la expansión cons-  económico—, lo que le permite funcionar en base a unos

 tante del capital.  imperativos muy específicos que se presentan como apolí-

 Una manera didáctica de presentar este fenómeno es en   ticos, es decir, como puramente económicos: competición


 términos de lo que podemos denominar la ‘paradoja políti-  y acumulación sin fin, maximización de los beneficios e in-

 ca del capitalismo.’ Por un lado, como se ha dicho, el fun-  cremento compulsivo de la productividad laboral mediante

 cionamiento irrestricto del mecanismo de mercado exige la   innovación tecnológica y desposesión salarial. Y la pregun-

 diferenciación de las esferas política y económica, de aquí   ta clave que nos debemos hacer es en qué sentido es posible

 las constantes cantinelas sobre la necesidad de que el esta-  afirmar que un sistema social sometido a tales condiciones,

 do no intervenga en la esfera privada o sociedad civil, o la   es decir, subordinado a un mercado libre, merece el califica-

 insistencia de que el estado se retire de la economía —de la   tivo de racional, como vimos que hacía Bell. O, por decir-


 sociedad en su conjunto, en la versión extrema de los liber-  lo con otras palabras, ¿cuán racional es una sociedad que se






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