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democrático (versión 2.0) que expíe los abusos del bastidor                                                             ilusoria conciliación. Más vale insistir en una contradicción

         neoliberal. Éste es el problema: dichos abusos ya fueron la                                                             por más dolorosa que ésta sea (i.e. el capitalismo de posgue-

         solución al callejón sin salida de un capitalismo de posgue-                                                            rra terminó por estrellarse contra sus propios límites, e igual

         rra que no pudo armonizar sus propias tensiones internas.                                                               ha sucedido con el capitalismo neoliberal), que darla por

             En conclusión, si el giro neoliberal de los años 70 fue la                                                          resuelta mediante redenciones que tan sólo enmascaran la


         respuesta al cul-de-sac del proteccionismo antecedente, aho-                                                            contradicción misma (i.e. la solución reside en volver al ca-

         ra se quiere invertir la fórmula, reformando el último capi-                                                            pitalismo de posguerra como si éste no hubiese fracasado ya

         talismo en un sistema estatalmente más controlado, com-                                                                 una vez). El reformismo (radical o no) del sistema capitalis-

         prometido socialmente y atento a demandas populares. De                                                                 ta me parece, actualmente, uno de esos ejercicios redentores

         esta forma, el capitalismo se salva a sí mismo en una narra-                                                            afectivamente balsámicos pero políticamente ofuscadores.

         tiva muy parecida a la del maduro díscolo que, tras involu-                                                                 Capitalismo y democracia. Es muy probable que la inercia

         cionar hacia devaneos impropios y transgresiones adrena-                                                                intelectual nos lleve a posicionar estos dos conceptos como

         líticas, paga las consecuencias, aprende la lección y vuelve                                                            si fuesen opuestos e incluso incompatibles: el capitalismo

         al cauce de la mesura. Por desgracia, este relato no expli-                                                             pone en peligro la democracia, y la democracia, para ser au-


         ca cómo funciona y muta el capitalismo. Por estas razones,                                                              téntica o real, debe superar el capitalismo. Como muchas

         Postone acierta al desautorizar de pleno “a renewed Keynes-                                                             otras generalizaciones, ésta contiene un elemento de verdad

         ian/Fordist synthesis”: “this argument would, of course, re-                                                            y, al mismo tiempo, es sustancialmente falsa. Ante la situa-

         quire an analysis of the historical conditions of the postwar                                                           ción actual, autores como Karen Faulk, Philip Schmitter,

         synthesis and its demise in the crisis in the 1970s” (“una sín-                                                         David Harvey, Kim Moody y Robert Went han diagnos-

         tesis fordista/keynesiana: este argumento requeriría, por su-                                                           ticado respectivamente una “concepción minimalista de la

         puesto, un análisis de la condiciones históricas de la síntesis                                                         democracia” (589), procesos de “de-democratización” (17),


         de posguerra y su declinar en la crisis de los años 70”; 234).                                                          imposiciones y manipulaciones “democráticas” (“Neolibe-

         Lo que Postone sugiere es que, más que escudriñar quiméri-                                                              ralism” 23-24), giros autoritarios en el seno de las democra-

         cas soluciones capitalistas a problemas reales del capitalismo                                                          cias occidentales (54) y de “curtailment of democracy on a

         (que se estrellan con el Realpolitik de un sistema económico                                                            national level” (“cercenamiento de la democracia a nivel na-

         implacable), interesa más someter dicho sistema a la máxi-                                                              cional”; 340). Mi opinión es que esta clase de argumentos


         ma presión crítica bajo el horizonte de una posible ruptura                                                             debe ser asumida en profundidad pero también con alguna

         histórica. Incluso si ésta no resulta factible, y ahora no pa-                                                          precaución. Voy a iniciar mi argumento con un ejemplo. En

         rece serlo, una conciencia lúcida de la derrota y la imposi-                                                            España, desde mayo de 2010, cuando el presidente Rodrí-

         bilidad es siempre preferible, parafraseando a Ernst Bloch,                                                             guez Zapatero presenta en sede parlamentaria su memorán-

         a un solución falsa de contradicciones que sobreviven a su                                                              dum de recortes, se inicia un proceso de movilización social






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