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ahora es él mismo quien les obliga con el fin de que el puen­  ¿O diríamos que eso es sólo un puente hecho para el enemi­

 te esté terminado en la fecha fijada. Entretanto, los aliados   go? Si los soldados se esfuerzan en sabotear la construcción

 han creado un comando para volar el puente y evitar que   del puente añadiendo barro al cemento o infestándolo de

 el  ferrocarril  japonés  pueda  cruzarlo  transportando  armas   termitas: ¿afirmaríamos que, en contra de las apariencias, es­

 enemigas. El conflicto estalla cuando el coronel descubre   tán haciendo un buen puente para su ejército? Creo que la

 los cables del detonador y su primer impulso no es callar y   mayoría de nosotros y de nosotras pensamos, tal vez inclu­

 contribuir a la lucha de su ejército, sino defender el puente.   so aunque nuestras ideas digan lo contrario, que un puente


    En el comienzo de la película es imposible no apreciar al   bien hecho es un puente bien hecho y que podemos definir­

 coronel Nicholson. La idea de lo bien hecho es muy podero­  lo y describirlo al margen de quiénes vayan a cruzar por él.

 sa. Los hombres se sienten orgullosos del trabajo, y el orgu­  La mayoría de nosotros y de nosotras separamos los medios

 llo crea dignidad. La coherencia del coronel, cómo se atiene   de los fines y, por tanto, lo que viene a ser más raro, los fi­

 a unos principios inamovibles poniendo para ello en riesgo   nes de los medios. Decimos: no se puede llegar a este fin por

 su vida, y cómo además sale victorioso de los enfrentamien­  unos medios malos. Lo cual significa también: puede haber

 tos con el coronel japonés, despierta admiración en sus hom­  unos medios buenos para llegar a un fin malo —una bom­


 bres y en quienes seguimos la historia. Sin embargo, llama   ba atómica bien hecha—. Una vez más vengo a defender la

 la aten ción que a pesar de la claridad con la que el desenla­  unión inseparable entre forma del contenido, y entre el fin y

 ce muestra la ceguera del coronel y cómo traiciona los prin­  los medios. Lo defiendo con el pensamiento, y me pregunto

 cipios que ha defendido,  a pesar  de que el coronel muera   entonces de dónde viene esa emoción que transmite la pelí­

 arrepentido, exclamando ¿¡qué he hecho!?, a pesar de que a   cula, esa necesidad de creer en el puente. Y sé que no puedo

 medida que avanza la historia su actitud llegue a rozar el pa­  escribir si no resuelvo la contradicción que me pide ambas

 tetismo y la parodia, a pesar de los pesares, tal vez la sensa­  cosas: una buena novela que no sirva al enemigo.


 ción más dura dera de la película sea el contraste entre quie­     No debería ser contradictorio: una buena novela debería

 nes sobreviven en un campo de prisioneros sin otro objetivo   servir a los sueños que durante años han buscado en el arte

 que llegar al día siguiente, y los hombres del coronel Nichol­  compañía y también impulso y unidad en la lucha contra el

 son, quienes, aun habiendo sido capturados, careciendo de   orden injusto establecido. Pero es más complicado. Porque

 calzado, hambrien tos y andrajosos, hacen su entrada en el   quienes dicen qué es una buena novela, quienes nos lo han

 campo perfectamente alineados mientras silban la melodía   enseñado, son también, en la inmensa mayoría de los casos,

 que ustedes recordarán.   quienes aplauden y sustentan el orden contra el que comba­


    La contradicción de lo bien hecho afecta a todos los ór­  timos. “Todo arte”, ha escrito la poeta Adrienne Rich, “es po­

 denes del pensamiento y también al arte. ¿Puede haber un   lítico respecto a quién se le permitió crearlo, qué lo hizo na­

 puente bien hecho que sirva para llevar armas al enemigo?   cer, cómo y por qué entró en el canon y por qué lo segui mos






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  0 , 2012
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