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mundo rural, pero que viven su madurez en la gran ciudad   blación en España, ya sea central o tangencialmente, des taca

 (Llamazares, Moncada…).   la derivada de los efectos de la Guerra Civil y su pos guerra.

 Pero esta fuerte presencia actual del tema en nuestra li­  En especial, la temática del  maquis por tierras aragone­

 teratura no significa que, antes de estos escritores y de estas   sas y levantinas. Lo agreste de sus montañas —Pirineos y,

 fechas, en nuestra Historia literaria, no existiera tal trata­  en  particular,  la  Cordillera  Ibérica—  sirvió  de  refugio  a


 miento temático. Eulalia Galvarriato, compañera del la “Ge­  los republicanos que,  desde finales de la Segunda Guerra

 neración del 27” y esposa de D. Alonso, con algunos relatos   Mundial, se dedicaron a acechar al régimen franquista. El

 de Raíces bajo el tiempo (1985), Ildefonso M. Gil, formante   apoyo popular a la guerrilla fue combatido por las fuerzas

 de la “Generación del 36” (Pueblonuevo, 1965) o de Santiago   franquistas con una política de terror que, entre sus medidas,

 Lorén (El pantano, 1968) son algunos de los muchos ejem­  obligaba a los habitantes de los mas (masías dispersas por sie­

 plos previos.  rras, valles y vallezuelos) a pernoctar en grandes pobla ciones.

 Con todo, en la amplia temática derivada del despobla­  Esta medida trajo consigo la decadencia paulatina de la secu­

 do, las novelas de John Berger (Una vez en Europa, 1991;   lar economía agro­pastoril y el abandono de los mas, espe­

 Lila y Flag, 2002; Puerca tierra, 2006) y Julio Llamazares   cialmente en la zona del Bajo Aragón y Maestrazgo turolense


 (sobre todo, La lluvia amarilla) son, sin duda, los máximos   y levantino. Como ejemplos de este tratamiento puede citar­


 referentes universales de este filón literario y de su éxito.   se El fragor del agua (1993), de José Giménez Corbatón , El

 Desde perspectivas bien distintas, el abandono del mundo   color del crespúsculo (1995), algo de Maquis (1997) y de La
 rural aparece en toda su intensidad. Berger, con realismo,   noche inmóvil (1999) de Alfons Cervera. También, pese a la

 fotografía y analiza el universo rural desde distintas pers­  menor incidencia en el tema, Siempre quedará París (2005)

 pectivas. Si Puerca Tierra habla de la desaparición de la vida   de Ramón Acín, que al igual que Luna de lobos (J. Llamaza­

 tradicional en los pueblos, Una vez Europa va más allá y bus­  res, 1985) en tierras leonesas y cantabras, centra más su tra­

 ca las causas del declive, indagando en la influencia corrosiva   tamiento temático en las circunstancias ideológicas, bélicas y

 del pensamiento urbano; una influencia que conlleva el cam­  vitales.



 bio de vida y el desarraigo del campesinado (Lila y Flag). Por   La política hidráulica y la política forestal conforman
 su parte, Julio Llamazares radiografía el problema desde una   otro de los grandes bloques temáticos del despoblado. Sin

 vertiente lirica que, con la intensidad del aleteo permanente   duda, la obra más representativa es Cami de sirga, de Jesús

 de la muerte, camina sobre problemáticas físicas como ais­  Moncada, cuya novela comienza con el “ahora” de 1970, fe­

 lamiento, pobreza, supervivencia, emigración… a la vez que   cha de la primera explosión que pone fin a la vieja Mequi­

 da entrada a circunstancias espirituales como la degradación   nenza y que, así, corona la definitiva construcción del pan­

 vital de la conciencia y la fuerza de la soledad.  tano. Con esa explosión nace el “flash back” que recupera el


 Entre las causas específicas del uso literario de la despo­  pasado de la Mequinenza de siempre, con su vida, su paisa­






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