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naje, su paisaje y su historia que el agua va a sumergir. Junto                                                         4. Epílogo: También en la literatura juvenil, algunos tí-

         a Cami de sirga, también los relatos que componen El cafè de                                                            tulos.

         la Granota (1985) e Històries de la mà esquerra (1981), pre­

         cedentes claros de la novela. Una recuperación de la memo­                                                              Soñado mar (1981), de Monserrat del Amo; El amigo oculto

         ria individual que deviene en colectiva muy similar a la que                                                            y los espíritus de la tarde (1983), de Concha López Narváez;

         Julio Llamazares realiza en el guión cinematográfico Retra-                                                             El polvorín del silencio (1985), de Juan Farias; La sierra del

         to del bañista (1984) donde evoca el Vegamián de su infan­                                                              Alba o ¿No oyes el canto de la paloma? (1999), de Avelino


         cia, yacente bajo las aguas del pantano de Riaño. La novela                                                             Hernández; El canto del alcaraván (2006), de Tomás Álva­

         Muerde el silencio (2007) y el dietario Aunque de nada sirva                                                            rez; Una tierra mansa (2010) son algunos de los ejemplos

         (1995) de R. Acín, indagan, respectivamente, los efectos de                                                             más representativos de la reciente narrativa juvenil española.

         los pantanos por tierras del valle de Tena y la Ribera de Fis­

         cal, en el Pirineo oscense. Asimismo, a medio camino de las

         obras hidráulicas, las obras del ferrocarril de Canfranc y el

         impacto de la gran ciudad, muchos de los fragmentos de El


         fotógrafo descansado (1992), de José Antonio Biosca, quien

         ubica su novela en el espacio de la Garcipollera, en la comar­

         ca de Jaca (Huesca).

                Otros aspectos como la emigración, la búsqueda de una

         vida menos difícil, la huida del aislamiento y el declive de

         la sociedad tradicional del campo, la atracción de la ciudad

         y sus “polos de desarrollo”… conforman el quicio de obras

         como las novelas El pueblo que se vendió (1978), de Alfonso

         Zapater; El Hierro en la Ijada (1992), de Clemente Alon­



         so; de libros de relatos como Pirineos, tristes montes (Edición

         del autor, 1990), de Severino Pallaruelo,  Pirineo de boj
         (1999), de Enrique Satué o  Días de cierzo,  de Elifio Feliz

         de Vargas (2006, Premio narrativa Comarca del Maestraz­

         go); de libros de viaje como Teruel Adentro (1985), de Cle­

         mente Alonso Crespo o Camins de quietud: Un recorergut

         literari per pobles abandonats del Pirineu (Edicions 62), de


         María Barbal.






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