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Annobón, una de las islas en Guinea Ecuatorial que poseía ciente, basado en menor medida en la genética que en la so-
España y que, en 1932, asesinó al gobernador de los territo- lidaridad, la compasión y la identificación” (127). Hansen
rios de Guinea Ecuatorial. Leante cuenta la experiencia de nota, de manera reveladora, que este tipo de novela, cuando
Castilla durante sus años en Annobón y también se inven- se centra en la guerra civil y la posguerra, tiende a adoptar
ta una continuación de esa experiencia al imaginar a Casti- la perspectiva de las víctimas del franquismo pero cuando se
lla posteriormente encarcelado en Madrid durante la pos- centra en el tardofranquismo representa con más frecuencia
guerra. En esta historia ficticia, se entrelazan las historias de las perspectivas de los victimarios. Este último tipo de no-
represión y violencia en uno de los rincones más remotos vela se merece mucha más atención crítica, y el trabajo de
del colonialismo español y en la capital misma de España. Hansen es, sin duda, un modelo a seguir.
Como muestra Arbaiza, la novela de Leante, “no solamen- Sebastiaan Faber contribuye otro capítulo modélico que
te retrata un pasado colonial necesario de recordar, sino que analiza en detalle las características de siete documentales
las correspondencias entre la violencia colonial y la represión de Montse Armengou y Ricard Belis creados para la televi-
del primer franquismo permiten reflexionar sobre los pro- sión pública catalana, TV3, que han contribuido a su efi-
cesos de mimesis coloniales y su impacto en las formacio- caz condena del franquismo y al gran alcance social de esa
nes ideológicas de la metrópolis” (242). Esta lectura, sigue condena. Empezando con Els nens perduts del franquisme
explicando Arbaiza, “visibiliza una dinámica entre colonia y (2002) y terminando con Els internats de la por (2016), los
metrópolis que los estudios coloniales vienen señalando en documentales analizados por Faber exploran diferentes as-
los últimos años: que la relación entre ambos espacios era pectos de la represión del franquismo. Según Faber, estos
mutuamente constitutiva y que la realidad metropolitana documentales han “ayudado a fomentar el nacimiento de
también se transformó por la experiencia y las prácticas de- un nuevo sentido común en torno a la memoria y la historia
sarrolladas en la colonia” (242). El análisis se presenta como del siglo XX español”, un sentido común más crítico con el
un modelo teórico sugerente para otras obras que traten de franquismo que se va fortaleciendo en el debate social a pe-
la historia colonial de España. sar de los numerosos ejemplos que también registra Faber
Otro capítulo que destaca por su visión panorámica es el de decisiones judiciales y debates públicos que muestran
de Hans Lauge Hansen, que estudia lo que llama la novela que “quedan muchas taras pendientes y, sobre todo, esco-
afiliativa sobre el franqusimo tardío. Hansen utiliza el con- llos por vencer” (172).
cepto de Sebastiaan Faber de novela afiliativa, en la que la Otros capítulos analizan, siempre con acierto y de ma-
transmisión filiativa del trauma (por ejemplo, la que carac- nera original, temas tales como la memoria de la vida co-
teriza en gran medida el concepto de Marianne Hirsch de tidiana durante el franquismo en la obra de Carmen Mar-
postmemoria) se sustituye “por un acto de asociación cons- tín Gaite (José Jurado Morales), el barrio como espacio de
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023