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desarrollo en condiciones de bienestar o deseables psicofísi- narrativas de abnegación, sacrificio y autocensura, colocán-
cas de las criaturas. En este sentido, Carol Arcos plantea la dolos como unidades reproductivas para asegurar la super-
siguiente pregunta: “¿El hogar heteropatriarcal como nudo vivencia de su sistema de macho-acumulación de capital.
borromeo de transmisión cultural y económica no ha sido Pero, como indica Fanon, esta zona de “no-ser” que experi-
acaso en donde la fuerza vital de creación nos ha sido ex- mentan los cuerpos maternos, dentro de la complejidad de
propiada, es decir, en ese escenario subjetivo en donde pul- fuerzas que operan en la psicopatología del cuidado, con-
sionan también el malestar, las crisis y los lenguajes para figura “una región extraordinariamente estéril y árida, una
nombrar la rebelión impotente que muchas mujeres han vi- degradación totalmente deprimida en la cual una auténtica
venciado en aquel falo-domus?” revolución puede nacer” (42).
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Por último, estaría el mito de la externalización de los tra- Otra psico-estrategia introyectada que posibilita la repro-
bajos maternos desde la expropiación del asunto vital propio de ducción de tales extractivismos es la inoculación de un pa-
cuerpos en devenir dentro de contextos atravesados por violen- ternalismo devaluador, introyectado como territorio psí-
cias y estados de protección fallidos. El cuerpo materno, como quico de dominación sobre los cuerpos maternos. Dicho
cuerpo deseante del mito, focaliza parte de sus fuerzas en paternalismo forma parte de un mandato imbricado en la
la auto adaptación a las imposiciones sociales que van con- confusión que existe entre los trabajos reproductivos, ma-
tenidas en la actividad humana reproductiva como prácti- ternos o actividades humanas propias a la reproducción so-
ca única homogénea, dentro de sociedades blancocentradas cial, los esencialismos y todo el aparato de la romantización
primermundistas. —muy desarrollado en todo el proceso de blanqueamiento
Al asociarse lo “puro” a lógicas blanco-extractivistas, se de las crianzas—.
produce un robo sistémico de la riqueza y potencia del tra- Esta estructura de dominación psíquica, extrapolada ac-
bajo materno, como trabajo que sostiene y se desarrolla en tualmente a los cuerpos maternos, permitió la esclaviza-
el tiempo, un trabajo que no le corresponde y, por tanto, se ción de los cuerpos secuestrados procedentes de África y de
asume que debe ser cedido, sin resistencia alguna, al páter cuerpos originarios de Abya Yala durante los siglos de blan-
estado. Sin embargo, por otro lado, las fuerzas no-coloni- co-colonización para que los macho-blanco-pater pudieran
zadas empujan hacia el auto rechazo de tales mitos, hacia la seguir con sus derivas neuróticas de acumulación de capi-
emancipación de todos los cuerpos vivientes respecto a las tal, como parte de ese impulso, profundamente colonizado
ataduras y cadenas del imaginario colonial capitalista. Un en sus profundidades inconscientes. Ese protocapitalismo
imaginario que se ensaña con los cuerpos maternos desde identitario articula su falo-identidad: un expropiando-pa-
ra-ser como manera de construirse/proyectarse a partir del
1 Véase Arcos. robo del trabajo ajeno.
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023