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miten esta ceguera y este sometimiento por parte de las mu-  Primero, tenemos el mito de la maternidad productivista

 jeres a este sistema de explotación?  igualitaria, el cual coloca la estructura asalariada como úni-

         ca estrategia de emancipación y niega los bioprocesos. Es-


 Respuesta: Sabemos que, una vez se asume la actividad hu-  tos son procesos encarnados y corpo-afectaciones psicofísi-

 mana de sostener a menores, se aterriza en un fuerte estado   cas que atraviesan los cuerpos gestantes y puérperos (como

 de tutela normativa en muchas direcciones, desde distintas   cuerpos de entrada al cuerpo-viviente-Tierra) y toda la tra-

 especificidades, donde se van revelando lógicas y mandatos   ma psicofísica que se activa desde la gestación hasta la pri-

 que sujetan los trabajos de la maternidad, entendida como   mera infancia (criaturas de 0 a 3 años), un proceso determi-


 práctica homogénea atravesada por los procesos de blan-  nante de la salud futura de los cuerpos implicados.

 queamiento de las crianzas. Este enjaulamiento sistémico se   En segundo lugar, está el mito de la crianza natural basado

 debe a la intricada dependencia del páter estado respecto a   en horizontes capacitistas que colocan a los cuerpos maternos

 las actividades propias de la reproducción social, las cuales   como despensa energética sin fin, reforzando la esencializa-


 posibilitan la continuidad de sus fuerzas vivas y, a su vez, lo   ción del género (un psico-constructo de estar-para-otros),

 sostienen. Por ello, vemos cómo se intensifica la tutela por   reproduciendo estructuras de logística doméstica normati-

 la extrema dependencia a tales actividades humanas.  vas que refuerzan la ideología de “lo normal”, “lo natural”

 Sabemos que, para que esta vivencia de cancelación o   y “lo-patriarcal”.


 de extractivismos normalizados sobre los cuerpos mater-  En tercer lugar, está el mito de la negación perpetua ancla-

 nos continúe en el tiempo, existe una extensa trama que   do en la naturalización de que todos los malestares, proble-

 lo posibilita compuesta por unas condiciones psicointernas   máticas, necesidades, demandas y condiciones mínimas que

 y sociojurídicas. Como condiciones psicointernas, encon-  bullen de los cuerpos maternos y de las criaturas, en vez de


 tramos lo que planteó Frantz Fanon (133-174) sobre los   ser innegociables, son sinónimo de pobreza, exclusión, ne-

 cuerpos que asumen las actividades propias de la reproduc-  gación o patologización/medicalización. De ahí que, para

 ción social: cuerpos devaluados respecto a las lógicas ma-  poder atravesarlas en condiciones vivibles, no estén permi-

 cho-dominantes negadoras de los cuerpos maternos como   tidas, ni autorizadas como demandas políticas legítimas. Es


 herramientas públicas, que podemos llamar psicopatología   decir, no hay posibilidad de narración, ni posibilidad de

 de los trabajos maternos o de los cuidados. Situadas aquí, se   vertebrarlas como parte estructural del cuerpo social ya que

 revela un territorio psíquico donde opera un complejo sis-  también están excluidas del pater-pacto-social.

 tema de fuerzas que tiende hacia la auto imposición de los   El cuarto mito es el de la unidad nuclear heteronormativa


 mitos de blanqueamiento de las crianzas articulados por los   monógama consanguínea, a partir de reliquias de la romanti-

 siguientes mitos.   zación, como única organización de crianza válida para un






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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