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etc. rompe la visión monofocal que se tenía oficialmente.   plicidad heteronormativa y eso sí es una invariante” (167)

 Hoy día tenemos una pluralidad de miradas, lo cual, por   al mismo tiempo que dicha cultura se “define tradicional-

 una parte, es bueno porque ya no existe una verdad oficial,   mente como un medio determinado por la complicidad de

 orwelliana; pero, por otra, no tenemos garantía de que las   género” (174). Además de conversar sobre alta y baja cultu-

 verdades alternativas lo sean realmente” (109). Sobresale en   ra, los participantes tratan temas tan relevantes como la ca-

 esta conversación sobre la realidad filmada la preocupación   lidad literaria, la moralidad en literatura y el mercado cul-

 por la verdad de lo documentado, poniendo como ejemplo   tural, entre otros.


 el falso documental titulado El proyecto de la bruja de Blair.   El diálogo con tres participantes se inicia con la identifi-

 Asimismo, se debate la importancia de que el espectador   cación de una estética que no tenga más de cuarenta años.

 sepa qué se le enseña, quién lo enseña, cuánto de lo filmado   Calvo se decanta por el black metal noruego mientras Fer-

 se enseña, qué fragmentos se consideran válidos, entre otras   nández Mallo no se identifica con ninguna estética, aunque

 preguntas. Se cierra el diálogo señalando la necesidad de en-  le “interesa, bastante, en cambio, esa mezcla o especie de

 contrar ciertas características esenciales al profuso mundo   miscelánea que resulta de ir tomando asuntos de diferentes

 audiovisual del siglo XXI.  estéticas” (185). Finalmente, Costa se decanta por la “cultu-


 Entre Vilas y Torné se establece un diálogo entre el ‘bue-  ra del hype, una cultura de fenómenos que duran un tiem-

 nismo’ y el malditismo de la narración. Mientras para Vilas   po efímero” (189). Muchos de los ejemplos que aparecen

 “el ‘buenismo’ literario se asienta en una crítica miope, pe-  en este diálogo proceden de la cultura americana así como

 rezosa y antigua que no se cuestiona nada. Nos han engaña-  de las esferas artísticas más independientes y del do it your-

 do: la literatura no es un ‘hecho de calidad’. La literatura es   self.

 un ‘hecho catastrófico’” (136) para Torné “al lado del ‘bue-  Cárdenas y Espigado dialogan sobre los cambios produ-

 nismo’ se escribe una literatura del ‘malditismo’ igualmente   cidos en los conceptos de autor y crítico con la irrupción de

 pautada y previsible” (137). Entre los temas polémicos de   la internet en el siglo XXI. En esta conversación se vuelve a

 este diálogo prevalece la influencia de la narración cinema-  retomar el tema de la alta y la baja cultura en relación con


 tográfica en la novela, así como la de los videojuegos o la te-  los blogs de crítica. Aparecen en el diálogo temas como el

 levisión. Los ejemplos para ejemplificar los respectivos pun-  concepto de autoridad, lo excelente y lo mediocre, la cen-

 tos de vista van desde David Foster Wallace hasta el Gran   tralidad de ciertos suplementos culturales y su relación con

 Wyoming, pasando por Franz Kafka y la novela pastoril.  las grandes editoriales, la práctica de la crítica como una

 En el diálogo entre los límites de la alta y baja cultura,   cuestión de interés o de ascenso social, la escritura y el con-

 Fernández Porta se posiciona como resistente a las defini-  sumo, el escritor como marca, etc. Para Valencia el escritor

 ciones de realidad, canon, género, etc. Para él “los códigos   está “completamente permeado gracias al uso de Internet”


 de la alta cultura se han generado en el marco de la com-  (223) y Cárdenas opina que “lo que ha impuesto [Internet]






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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