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recen sobrar, por lo menos en la primera lectura, pero sir-
ven para introducir, de manera muy hábil y bien pensada, el
examen de las redes sociales como derivadas de la bitácora,
pero por su temática generalizada y no necesariamente sub-
jetiva (al contrario del blog), un fenómeno propio y aparte.
Lo intransferible del yo bloguero, construido “a través de
la consagración del ego” (119), no solo distingue la bitá-
cora de otras publicaciones digitales, sino que asegura que
los blogs existentes y los todavía por existir se diferencian el
uno del otro a pesar de las limitadas posibilidades temáti-
cas, estilísticas y funcionales. Los yo blogueros, sus lectores/
comentaristas junto con los que los citan (o incluso los que
plagian) son los miembros de la comunidad blogosférica
cuya actividad se interconecta a través de entradas, comen-
tarios y enlaces. Por ende, la blogosfera se extiende más allá
del espacio digital que constituye la bitácora en sí y también
de los individuos que interaccionan en él.
Para cerrar el Capítulo 3, Escandell vuelve brevemente a
las redes sociales y el futuro de las mismas frente a lo que se
pronostica como la muerte del blog. Postulando que el blog
no muere, sino que se sustituirá o se transformará, rechaza
la declaración de que ya está pasado de moda y de ahí crea
la base para el próximo capítulo.
En el Capítulo 4, “Literatura y simbiosis. El blog como
marco de creación literaria”, el autor traza el desarrollo de
la blogoficción, empezando con Weblog de una mujer gorda
(actualmente conocido como Más respeto, que soy tu madre)
de Hernán Casciari cuyo éxito no solo logró atraer aten-
ción crítica, sino también establecerse como modelo blogo-
novelístico, gracias a su popularidad internacional. Con su
blog, Casciari concibe y cimienta el personaje protagonista
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Revist a de alces XXI
y narrador. Sin embargo, la blogoficción se origina no en el
género novelístico, sino en situaciones simuladas de creado-
res blogueros:
[. . .] Las blogoficciones son obras que tienen sus pilares
en el aprovechamiento radical del formato, esto es, en la
simulación del propio usuario del blog. Es una relación
de dependencia simbiótica tan fuerte que el autor lite-
rario es expulsado de los espacios de inscripción por su
propio personaje. (156)
Como ejemplo, Escandell detalla el caso de la ficciosa
Kaycee Nichole Swenson, quien documentó su lucha con-
tra la leucemia en su blog, Living Colours. Pasaron dos años
antes de que se descubriera que Kaycee no existía y el blog
en realidad era una ficción creada por Debbie Swenson, ama
de casa y madre. Antes de que se supiera la verdad, la ma-
dre de Kaycee, la ficcional Debbie (alter ego de la histórica
Debbie Swenson) compartía su dolor de madre a través de
su propio blog, Journey towards the Rainbow. Dedicando va-
rias páginas tanto a los orígenes del engaño como a la acti-
vidad online que produjo, el autor señala que la pujanza de
los engaños como Living Colours y Journey towards the Rain-
bow, entre otros, establecen la relación entre el autor litera-
rio, el bloguero y el lector en el proceso creativo blogoficti-
vo.
Es menester señalar que en el cuarto capítulo se aprecia
sobre todo un despliegue de ideas originales del autor. En
él, Escandell delinea las características fundamentales con
las que cada blogonovela cumple y de este modo establece
una teoría nueva y propia. También profundiza más en lo
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Número 3 , 2016-2017