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lización de lo cultural sometida, subalterna, o dependiente mico y el “tercer sector” de la sociedad civil, formado por
de una construcción teórica de los movimientos desde una las ONG y los movimientos. En cualquier caso, se trata de
perspectiva eminentemente sociológica. ¿Es posible, por una ideología pluralista, que opera varias e importantes re-
tanto, plantear una construcción teórica de procesos polí- ducciones sobre posibles visiones de los movimientos, muy
ticos y sociales desde una perspectiva cultural, desplazando extendida, de acuerdo a diferentes grados de sofisticación,
así cierto imperativo sociológico que funciona como ma- desde los medios de comunicación hasta lenguajes teóricos
triz de los movimientos sociales y de su explicación? Estas como el de la sociología académica más fiel a la matriz dur-
cuestiones no pretenden implicar una defensa de los limites kheimiana de la disciplina, como por ejemplo sus vertientes
disciplinares, o una exigencia de especialización, sino todo más funcionalistas (Parsons y su larga tradición, sobre todo
lo contrario. Se trataría más bien de pensar una perspectiva anglosajona), que han potenciado a menudo esa visión plu-
cultural capaz de cruzarse y mezclarse, en formas muy pro- ralista.
ductivas, con otras perspectivas existentes. Al hacerlo, los Teniendo en cuenta que estamos presentando de manera
estudios culturales podrían ofrecer un vocabulario alterna- extremadamente breve problemas muy complejos que han
tivo a percepciones muy extendidas acerca de los movimien- conocido múltiples intervenciones, es fácil ver cómo esta
tos, y del cambio social, político y cultural en general, tan- representación pluralista opera importantes reducciones de
to entre un público general como entre medios académicos las potenciales dimensiones de los movimientos sociales.
e intelectuales. La comprensión “espontánea” habitualmen- Unas reducciones que tienen consecuencias teóricas y polí-
te estimulada por las reducciones periodísticas y mediáticas ticas. La principal reducción —que ha sido frecuentemen-
de los procesos tiende a considerar los movimientos sociales te cuestionada desde otras escuelas sociológicas— opera ya
como actores adicionales en un escenario político y social desde su misma denominación como “movimientos socia-
fijo y predeterminado. De acuerdo a esta escenografía con- les”, confrontándolos a la esfera de lo político (que corres-
ceptual, el espacio de lo social y lo político estaría ocupa- pondería, por tanto, exclusivamente a la política del Esta-
do por las fuerzas políticas, económicas y sociales institui- do, de las instituciones y los partidos). En esta división se
das: gobierno, partidos políticos, poderes económicos. La observa un diseño subyacente de la “sociedad”, de un “todo
genealogía intelectual de esta representación es bien cono- social” cuyas funciones y regiones internas estarían deter-
cida: se trata de la división, propia del pensamiento liberal, minadas de antemano y que, como apuntábamos, solo per-
entre Estado y Sociedad Civil. Por supuesto, esta concep- miten la adición de nuevos actores, no una modificación de
ción general ha conocido diversos usos y modificaciones. la estructura misma. En segundo lugar, se trata de una con-
De su origen hegeliano como forma de articulación de lo cepción fundamentalmente subjetiva de los actores sociales,
universal (Estado) y lo particular (los intereses económicos) basada en su construcción como sujetos definidos, unitarios
se ha pasado a una variante tripartita: Estado, poder econó- y homogéneos, dotados de una una intencionalidad, unas
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017