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una serie de prácticas que mejoren las estrategias de comu-  cambio sistémico en un tiempo breve? Sí y no. Sí, porque

 nicación, de convivencia y de resolución de los conflictos.   el modelo de consumo como felicidad y la economía ba-

 Durante nuestra entrevista en Cardedeu, del Río afirmó que   sada en el crecimiento continuo, en la competición y en la

 el movimiento de asambleas que había surgido del 15M y   ganancia de unos condicionada por la pérdida de otros han

 que en varias instancias confluyó con la Transición u otras   sido no sólo interiorizados sino también naturalizados por

 iniciativas ambientales, ha superado ya una serie de obstá-  la mayor parte del mundo, que por lo tanto resiste el cam-

 culos a la hora de debatir y tomar decisiones en común. El   bio. El que unos tengan que perder y ser pobres para que los


 aprendizaje de la democracia real y la vida “en común” son   otros ganen y sean ricos parece una ley natural, similar a la

 tan importantes porque proporcionan la estructura para el   gravitación, aunque no lo sea. Según argumentan J. K. Gib-

 cambio necesario. El siguiente capítulo de la Guía de del   son-Graham y Gerda Roelvink, así como Stephen Healy,

 Río comienza con una cita de Raul Seixas: “Un sueño que   nuestro sistema económico, aunque sea una construcción

 se sueña solo es solo un sueño. Un sueño que se sueña con-  humana, se considera la realidad.

 juntamente es una realidad” (138). Según del Río, la transi-  Por otro lado, las economías alternativas, hoy margina-

 ción interior no es un ejercicio espiritual sino más bien una   les y para muchos desconocidas, se divisan como un labora-


 preparación para participar en una nueva cultura de convi-  torio de estrategias para unos cambios futuros que podrían

 vencia sostenible con el ambiente constituido por los seres   ser de mayor envergadura si el sistema colapsara o bien si se

 y objetos humanos y no-humanos.  abriera a aquellas ideas políticas y ambientales que se pro-

 Los críticos de las economías alternativas alegan que la al-  ponen detener el proceso de la destrucción del planeta. La

 ternativa sólo mejora la situación particular de quien la em-  construcción del modelo alternativo puede verse como la es-

 plea. Según los críticos, los que viven al margen del capita-  trategia misma del cambio. Precisamente en el sitio de eco-

 lismo crean comunidades exclusivas mientras que el resto   nomíaalternativa.org, encuentro la frase de R. Buckminster

 del mundo permanece victimizado por el sistema. Además,   Fuller, uno de los activistas ambientales más extraordina-

 las pequeñas comunidades alternativas asisten al neolibera-  rios del siglo XX: “No se pueden cambiar las cosas luchan-


 lismo aliviando las crisis que provoca al haber creado la re-  do contra la realidad existente. Para cambiar algo, hay que

 siliencia. Según este argumento, las economías alternativas,   construir un modelo nuevo que convierta el existente en

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 las monedas locales y las eco-aldeas optan por cuidar su pro-  obsoleto”.  Esta frase, que constituye el epígrafe de mi en-
 pio jardín dando la espalda al resto del mundo, por lo cual   sayo, sugiere una estrategia post-revolucionaria: construir

 debilitan la posibilidad de una acción ciudadana en común   antes de desconstruir, adueñarse de ciertos espacios subrep-

 que podría mejorar o incluso cambiar el mundo para todos.

 ¿Es el fenómeno del surgimiento de las economías alterna-


 tivas un síntoma de la carencia de fe en la posibilidad de un   23  “You never change things by fighting the existing reality. To change
         something, build a new model that makes the existing model obsolete.”





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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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