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La figura de Manuel Vázquez Montalbán (MVM) es con-                                                                     Otra clave para entender la peculiar posición de MVM la

         tradictoria. El período de su producción intelectual y litera-                                                          proporciona su trayectoria biográfica, que acaba por confir-

         ria más activa coincide con la hegemonía de lo que ahora se                                                             mar la antigua noción marxista de que el lugar que le toca

         ha dado en llamar la “Cultura de la Transición” (Martínez)                                                              a uno ocupar dentro de la estructura social condiciona su

         o “el régimen de 1978” (Monedero). Su nombre se vincu-                                                                  capacidad para comprenderla en sus dimensiones más au-

         ló durante muchos años con dos de los conglomerados me-                                                                 ténticas. Las experiencias decisivas para MVM fueron su in-

         diáticos más poderosos de la España democrática —el gru-                                                                fancia y juventud en la Barcelona obrera de los años 40 y 50


         po PRISA y el grupo Planeta—. Y sin embargo, de algún                                                                   (plasmadas en El pianista); su militancia antifranquista en

         modo MVM parece haberse mantenido inmune ante las                                                                       el FELIPE y el PSUC (en que también militaba su padre)

         variadas formas de tentación, corrupción o cooptación que                                                               y sus confrontaciones con el régimen (incluida una pena

         acabaron por malograr a muchos miembros de su genera-                                                                   de cárcel a principios de los 60), que no solo resultaron en

         ción que se dejaron vencer por la autocomplacencia, la tri-                                                             una censura continua de sus textos (poéticos, al principio)

         vialidad, o la caricatura de sí mismos: la generación de Feli-                                                          sino en obstáculos laborales. Como le explica a Colmeiro,

         pe González y Alfonso Guerra, de Rosa Montero y Félix de                                                                durante una década no pudo “ejercer el periodismo de una


         Azúa, de Antonio Muñoz Molina y Fernando Savater.                                                                       manera normal… por los antecedentes penales”:

             ¿Cuál fue el secreto de esa inmunidad? Las tres largas en-

         trevistas que José Colmeiro reúne en este libro, mantenidas                                                                    Era imposible entrar a un diario, pertenecer a una plantilla, etc.

         a lo largo de diez años (1987, 1992,1996), dan alguna pis-                                                                     Todos mis intentos de acercamiento a un periodismo normal
                                                                                                                                        han conducido al cierre de las publicaciones. Hay una colección
         ta. Además de la lucidez, el compromiso y la humildad a                                                                        completa de cadáveres de revistas en que he estado involucrado:

         que me acabo de referir, llama la atención un fundamental                                                                      Siglo XX, Por Favor, Hermano Lobo, Triunfo.

         desfase entre MVM y su mundo cultural. Lo explica bien el


         propio autor, a propósito de que un periodista aragonés le                                                                  A pesar de su éxito comercial y profesional, y aunque aca-

         calificara de “francotirador”:                                                                                          bó por acumular un capital cultural considerable, MVM
                                                                                                                                 nunca dejó de ocupar un lugar marginal en la vida públi-
                Me parece que es la mejor definición que me han podido ha-                                                       ca española. Colmeiro le llama un “mestizo cultural, en su

                cer porque tengo clara conciencia de que lo soy. He hecho todo                                                   origen, educación y su trayectoria entre lenguas, culturas y

                lo que no era recomendable hacer: he escrito novelas policíacas
                cuando no se tenían que escribir estas novelas; he seguido opi-                                                  clases sociales” y productor de una obra “quintesencialmen-

                nando políticamente cuando había que mostrar una cierta des-                                                     te híbrida” (22): desde muy temprano, ya en los años 60,
                gana civilizada con respecto al compromiso político; he escrito                                                  optó por

                sobre memoria histórica reivindicando una función testimonial

                de la literatura —ironizada— cuando por eso nadie daba ni dos                                                           una nueva vanguardia estética e ideológica que proponía la sub-
                duros. (121-22)                                                                                                         versión de las prácticas literarias tradicionales por medio de la






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