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transgresión de las convenciones narrativas, la técnica del colla- “de los hechos” (cuyos practicantes le parece que “todos son
ge, la mezcla de géneros y el uso de ironía y la parodia, lo surreal unos farsantes” [101]). “La realidad”, dice el propio MVM,
y lo absurdo, como formas de crítica social y respuesta a la pro- “es un movimiento educador tremendo y lo hemos subesti-
pia subnormalidad del sistema. (25)
mado muchísimo” (68). La renovación del realismo crítico
De hecho, una tercera clave para comprender la inmuni- la realizó MVM de tres formas diferentes: (re)descubrió el
dad de MVM ante las tentaciones corruptoras de la Cultu- género policiaco como forma idónea para la crónica crítica
ra de la Transición es la rigurosa adopción de la ironía como del presente destinada al gran público; practicó formas del
modo principal de comprender y representar el mundo. “La New Journalism (como en Un polaco en la corte del Rey Juan
verdad sin ironía es dogma, la ironía sin verdad es frivoli- Carlos); y se empeñó en observar la realidad por el filtro
dad”, sugiere Colmeiro citando a William Boyd. MVM no de un desencanto esperanzado, condicionado por su propio
puede estar más de acuerdo: pasado de militancia en la izquierda radical. Una izquierda
a la que, al dejarla, decidió mantenerse fiel al mismo tiempo
Yo a veces he intentado explicar la ironía como una manera sen- que se arrogaba el derecho de burlarse de sus santos y vacas
timental de explicar la sensación del fracaso de la razón. Creo
que cada vez las formas culturales serán más irónicas porque va- sagradas, en Asesinato en el Comité Central y Pasionaria y los
mos a pasar por largos períodos en que la derrota de la razón siete enanitos. “La memoria de Vázquez Montalbán”, escri-
va a ser algo flagrante y constante, y ahora mismo pienso en un be Colmeiro, “siempre estuvo asociada a una conciencia de
montón de datos: la reaparición de la xenofobia, las religiones clase, a sus orígenes, y a la resistencia política y cultural al
otra vez actuando, espiritualismos de diversa índole, integris- franquismo”. Toda la obra de MVM, nutriéndose de “cró-
mos de toda clase y catecismos absolutamente para todo. (84)
nica y utopía”, se debate en la “dinámica entre necesidad de
Como novelista, crítico e historiador cultural, MVM se memoria y deseo de esperanza, reivindicación del pasado e
anticipó a muchos otros en su reivindicación de la cultura imaginación de otro futuro posible, afirmación de la iden-
popular (fútbol, humor, cómics, gastronomía). “[E]s… fal- tidad y derecho a la utopía” (15).
so”, le dice a Colmeiro, “pensar que hay zonas culturales de Colmeiro lleva décadas dedicándose a la obra de MVM,
la sociedad aisladas de lo popular. Creo que el impacto de desde su libro La novela policiaca española (1994) hasta Cró-
lo que llamamos cultura popular llega a todo el mundo, in- nica del desencanto: La narrativa de Manuel Vázquez Montal-
cluso a los que tienen mayor voluntad de isleños” (52-53). bán (1996) y Manuel Vázquez Montalbán: El compromiso con
Igual de importante fue su renovación del realismo crí- la memoria (2007). No hay nadie que le conozca mejor. Las
tico como modo literario viable después del agotamiento tres entrevistas ocupan más de 50 páginas; las restantes las
de los vanguardismos de los años 60 y 70, y la reivindica- llenan un excelente ensayo bio-bibliográfico de Colmeiro,
ción de la novela histórica como modo de conocer el pasado dos breves prólogos de MVM a libros anteriores del autor,
frente a las pretensiones hegemónicas de una historiografía una conversación ficticia con Pepe Carvalho y una biblio-
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015