Page 393 - Revista2
P. 393

transgresión de las convenciones narrativas, la técnica del colla-  “de los hechos” (cuyos practicantes le parece que “todos son
 ge, la mezcla de géneros y el uso de ironía y la parodia, lo surreal   unos farsantes” [101]). “La realidad”, dice el propio MVM,

 y lo absurdo, como formas de crítica social y respuesta a la pro-  “es un movimiento educador tremendo y lo hemos subesti-

 pia subnormalidad del sistema. (25)
         mado muchísimo” (68). La renovación del realismo crítico


 De hecho, una tercera clave para comprender la inmuni-  la realizó MVM de tres formas diferentes: (re)descubrió el

 dad de MVM ante las tentaciones corruptoras de la Cultu-  género policiaco como forma idónea para la crónica crítica

 ra de la Transición es la rigurosa adopción de la ironía como   del presente destinada al gran público; practicó formas del

 modo principal de comprender y representar el mundo. “La   New Journalism (como en Un polaco en la corte del Rey Juan

 verdad sin ironía es dogma, la ironía sin verdad es frivoli-  Carlos); y se empeñó en observar la realidad por el filtro

 dad”, sugiere Colmeiro citando a William Boyd. MVM no   de un desencanto esperanzado, condicionado por su propio

 puede estar más de acuerdo:  pasado de militancia en la izquierda radical. Una izquierda

         a la que, al dejarla, decidió mantenerse fiel al mismo tiempo

 Yo a veces he intentado explicar la ironía como una manera sen-  que se arrogaba el derecho de burlarse de sus santos y vacas

 timental de explicar la sensación del fracaso de la razón. Creo
 que cada vez las formas culturales serán más irónicas porque va-  sagradas, en Asesinato en el Comité Central y Pasionaria y los

 mos a pasar por largos períodos en que la derrota de la razón   siete enanitos. “La memoria de Vázquez Montalbán”, escri-
 va a ser algo flagrante y constante, y ahora mismo pienso en un   be Colmeiro, “siempre estuvo asociada a una conciencia de

 montón de datos: la reaparición de la xenofobia, las religiones   clase, a sus orígenes, y a la resistencia política y cultural al

 otra vez actuando, espiritualismos de diversa índole, integris-  franquismo”. Toda la obra de MVM, nutriéndose de “cró-
 mos de toda clase y catecismos absolutamente para todo. (84)
         nica y utopía”, se debate en la “dinámica entre necesidad de



 Como novelista, crítico e historiador cultural, MVM se   memoria y deseo de esperanza, reivindicación del pasado e

 anticipó a muchos otros en su reivindicación de la cultura   imaginación de otro futuro posible, afirmación de la iden-

 popular (fútbol, humor, cómics, gastronomía). “[E]s… fal-  tidad y derecho a la utopía” (15).

 so”, le dice a Colmeiro, “pensar que hay zonas culturales de   Colmeiro lleva décadas dedicándose a la obra de MVM,

 la sociedad aisladas de lo popular. Creo que el impacto de   desde su libro La novela policiaca española (1994) hasta Cró-

 lo que llamamos cultura popular llega a todo el mundo, in-  nica del desencanto: La narrativa de Manuel Vázquez Montal-

 cluso a los que tienen mayor voluntad de isleños” (52-53).   bán (1996) y Manuel Vázquez Montalbán: El compromiso con

 Igual de importante fue su renovación del realismo crí-  la memoria (2007). No hay nadie que le conozca mejor. Las


 tico como modo literario viable después del agotamiento   tres entrevistas ocupan más de 50 páginas; las restantes las

 de los vanguardismos de los años 60 y 70, y la reivindica-  llenan un excelente ensayo bio-bibliográfico de Colmeiro,

 ción de la novela histórica como modo de conocer el pasado   dos breves prólogos de MVM a libros anteriores del autor,

 frente a las pretensiones hegemónicas de una historiografía   una conversación ficticia con Pepe Carvalho y una biblio-





 392                                                                                                          393
 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
   388   389   390   391   392   393   394   395   396   397   398