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de botes y conservas con etiquetas miniadas por un artista peor es que seguirá rezando y pidiendo siempre el mismo
demente. Pero lo más asombroso fue descubrir otra casa de milagro, porque Dios me ha castigado con una madre santa.
muñecas dentro de la casa de muñecas, minuciosamente (48)
decorada como una pesadilla. Lo único que me chocaba era
la infinita tristeza de las figuras que la habitaban. Me la llevé
a casa y la instalé en mi dormitorio, sobre la mesa de caoba
maciza.
Aquella noche me despertó una luz asmática y di un salto
tremendo cuando advertí que el resplandor provenía de la
casa de muñecas. Corrí hasta la mesa de caoba y contemplé
aterrado cómo brillaba el interior de la diminuta casa de
muñecas que estaba dentro de la casa de muñecas, mientras
todas las figuras de la casa corrían hacia la habitación maldita.
No me di cuenta cuando entraron en mi cuarto.
La policía ha levantado el cadáver y busca en vano pistas
por el suelo. Sin embargo, nadie ha reparado en la nueva
habitación de la casa de muñecas. La figura no me hace
justicia, pero la mesa de caoba es igualita. (42- 43)
“El milagro maldito”
Mi madre es una mujer devota y piadosa que no merecía
un hijo como yo. Todo el bien que ella les hacía generosa
a los demás, yo lo destruía y profanaba. Y si ella era pura y
temerosa de Dios, yo era blasfemo y pecador hasta la náusea.
Pero Él en su infinita bondad ha vuelto a escuchar las plegarias
de mi madre y otra vez ha unido mi alma con mi cuerpo.
Quiero moverme y no puedo, trato de arañar la madera y
me resulta imposible, intento gritar y sólo consigo que una
turba de gusanos descienda por mis entrañas podridas. Y lo
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015