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ta): si aquélla enfoca en el castigo al victimario, ésta se con- cia e injusticia; cómo asumir la inevitable insuficiencia de
centra en la reparación de la víctima. las diferentes respuestas sociales, políticas, judiciales y cul-
Los sistemas y prácticas —morales, judiciales, sociales— turales ante la injusticia sufrida por las víctimas. El libro de
que pretenden realizar o canalizar actos de justicia para re- Luis Martín-Cabrera avanza tres argumentos principales al
mediar las violaciones de la misma parten necesariamente respecto.
del principio de que justicia e injusticia son conmensurables: Primero, arguye Martín-Cabrera que los intentos por re-
de que no hay acto de injusticia que no pueda remediarse, mediar la injusticia o restaurar la armonía social —empren-
de alguna forma, mediante un acto de justicia equivalente. didos por los Estados postdictatoriales, por instituciones
Esa equivalencia suele adoptar la forma de una promesa de judiciales, por diferentes organizaciones cívicas y no guber-
parte del Estado a sus ciudadanos afectados por un acto in- namentales o por escritores, cineastas e intelectuales— no
justo: “se hará justicia,” “los culpables pagarán,” etc. Ahora fueron, y nunca serán, suficientes, incluso si se emprendie-
bien: en la práctica, esa supuesta conmensurabilidad entre ran de buena fe. Y es que la “injusticia radical” sufrida exi-
justicia e injusticia es sumamente esquiva. Sobre todo para ge una “justicia radical” que todavía está por nacer y cuyos
los casos de injusticia extrema: tortura, asesinato, violación contornos ni siquiera podemos vislumbrar aún. Segundo,
sexual, desaparición, genocidio. y más específicamente, arguye Martín-Cabrera que ciertas
No se trata de un mero juego filosófico. A fin de cuentas, novelas policiacas y documentales políticos, leídos a través
los que trabajamos en los estudios ibéricos, latinoamerica- de teorías inspiradas en el psicoanálisis, pueden ayudarnos
nos o transatlánticos nos dedicamos al estudio de socieda- no sólo a entender las injusticias cometidas y sufridas du-
des donde, en los últimos 50-70 años, grandes grupos de rante la Guerra Civil Española y la dictadura franquista, el
la población han experimentado actos de injusticia extre- régimen de Pinochet, y los años de la Junta Militar, sino
ma perpetrados por miembros de esa misma sociedad o por que también pueden ayudarnos a comprender, precisamen-
representantes del Estado. Además son sociedades que han te, la insuficiencia de lo hecho hasta la fecha y la necesidad
seguido existiendo como tales después de esas experiencias de esa justicia radical por venir. Tercero —pero este argu-
extremas, obligando a las víctimas y sus parientes a convivir mento es más bien implícito— arguye Martín-Cabrera que
con sus victimarios y los suyos. los análisis académicos y teóricos como los que presenta este
Dada esta situación, los que nos dedicamos desde las hu- mismo libro también tienen un papel que desempeñar en el
manidades y ciencias sociales al siglo XX español y latinoa- largo viaje hacia la justicia radical.
mericano nos enfrentamos con dos problemas principales. Aunque las preocupaciones que mueven a Martín-Cabre-
El primero es intelectual: cómo dar cuenta de la injusticia ra son políticas y éticas (y, en cierto sentido, universales), y
extrema: describirla, explicarla, comprenderla. El segundo aunque los fenómenos que le interesan son históricos, socia-
es ético: cómo asumir la inconmensurabilidad entre justi- les, psicológicos y políticos, los objetos de análisis en Radi-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013