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la ciencia española”, en donde proliferaron los discursos so-  tiempo (Benet, Volverás; Herrumbrosas). Martín-Santos, en

 bre el atraso tecnológico y científico de España, un deba-  cambio, se deja influir por James Joyce y por el modelo en

 te político que ha llegado hasta finales del siglo XX (Nie-  pequeño de Big Science del desarrollismo franquista, como

 to-Galán y Sánchez Ron).   se observa en Tiempo de silencio. Ambos dejan entrever en

 Precisamente, a finales del siglo XIX nos encontramos   sus escritos un afán de modernización del país a partir de la

 con un científico literato de renombre: el matemático, po-  ciencia y la tecnología que nunca llegará. Pero también tra-

 lítico y dramaturgo José de Echegaray, premio Nobel de li-  tan de renovar la literatura española introduciendo a gran-


 teratura en 1904. A través de las obras de teatro de Echega-  des figuras internacionales.

 ray se observa a un propagandista de la modernización del   Posteriormente, en las décadas de 1960 y 1970 aparece-

 país, en la línea de algunos de los poetas naturalistas del si-  rían escritores que utilizaron con asiduidad la ciencia para

 glo XIX como Palau (Echegaray, Obras; Gran). Este espíritu   la creación. El grupo “novaexpressión”, formado entre otros

 de modernización también imbuiría a escritores posteriores   por Mariano Antolín Rato, que en la novela Cuando 900

 como los miembros de la generación del 27, influidos ade-  mil mach aprox. hace uso de la ciencia y la ciencia-ficción.

 más por las vanguardias históricas y la atención que éstas   O José María Guelbenzu, que desde El mercurio, su primera


 dispensaron a la tecnología y los descubrimientos científi-  novela, apuesta por una literatura innovadora que bebe de

 cos. Como los vanguardistas, los escritores de la generación   Cortázar y Joyce (y por tanto, tiene paralelismos con la obra

 del 27 cargaron su estética de contenido político de corte   de Martín-Santos) e introduce referentes científicos junto

 revolucionario.  a citas culturales de la época. En ambos casos, la intención

 Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el adveni-  política es menos acentuada que en los escritores anterio-

 miento de la Guerra Fría, el papel de la ciencia en la litera-  res. En el caso de Guelbenzu, por su interés por distanciarse

 tura cambia de forma radical en el mundo anglosajón. En   del realismo social que había predominado en la literatura

 Reino Unido esto da lugar a la denominada polémica de las   española de la década de 1960, en el caso de los miembros

 “dos culturas” (Snow), mientras que en EEUU el posmo-  de “novaexpressión”, por su afán de innovación utilizando


 dernismo se posiciona de forma crítica ante el modelo de   modelos transgresores pero no críticos inspirados en la cul-

 Big Science que se implantó en Norteamérica. Esto va a ser   tura pop norteamericana. De hecho, a diferencia de Mar-

 fundamental para entender la introducción de la literatura   tín-Santos, una crítica a la producción científica del tipo

 posmoderna en España y sus consecuencias. Pero de mo-  Big Science brilla por su ausencia en la obra de Antolín Rato

 mento, en la posguerra solo encontramos dos autores inte-  y Guelbenzu. Ello pese a las referencias a bombas atómicas

 resados por temas científico-tecnológicos: Juan Benet y Luis   y otros elementos amenazadores de la Guerra Fría que es-

 Martín-Santos. Benet utiliza la ciencia y la tecnología como   critores posmodernos norteamericanos del mismo período


 complementos a su fascinación faulkneriana por el paso del   utilizaron para construir un profundo discurso crítico con






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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