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trasen en juego y generasen ocasiones. La falta de posesión propios ojos?). Por lo demás, se activa aquí todo el progra-
de la pelota, que eso es el crédito en el fútbol, amenazaba ma ideológico residual del nacionalismo español, con una
con hacer colapsar el sistema de juego de la selección espa- densidad preciosista de la que ya casi no quedaba memoria.
ñola, cuya dependencia económica se hacía de pronto trans- Lo que para Roncero es el código genético de la nación, yo
parente. La eliminación de una de las dos economías defici- prefiero describirlo como un dispositivo cultural caracterís-
tarias de la eurozona implicadas en el partido se decidió en tico de la modernidad española, que, ante el conflicto con
los penaltis, donde una actuación resuelta de los españoles una situación materialmente exigente, típica de los cambios
inclinó el encuentro a su favor. En la semana siguiente se vi- fuertes de ciclo del capitalismo, responde proponiendo una
ralizó un vídeo con las reacciones de un relevante periodis- implementación simbólica, una hipercorrección imagina-
ta deportivo (redactor jefe del diario As), Tomás Roncero, ria. La quijotización, como fantasía colectiva, abre la lectura
conocido por su espontaneidad en la gestión de las emocio- del presente en clave identitaria, donde España sería un país
nes y por sus constantes alusiones a los genitales masculinos de la pasión, y los españoles líderes mundiales del corazón.
como sede mitológica de la españolidad. El pasaje no tiene ¿Qué importa la densidad de lo sólido frente a los imperios
desperdicio: del aire? ¿Qué importa la subida de la prima de riesgo, la co-
rrupción política o la disminución de la esperanza de vida
si uno participa de un imperio cultural de vastos horizontes
Y somos la selección española, que hemos recuperado el orgu-
llo que habíamos perdido, como país, porque estábamos ganan- y de las lenguas más habladas del mundo? Se trata de mitos
do la Eurocopa sin emocionarnos. […] España, por su genética nacionalistas muy arraigados, que hoy vemos resonar en la
tiene que emocionarse. […] Porque esa es la historia de nuestra propaganda del Instituto Cervantes “a la conquista de Esta-
España, vibrando, no de decir “todos somos científicos”. No so- dos Unidos sin más dilación” (Ruiz Mantilla) o en la crea-
mos gente que gana Premios Nóbel. No valemos para eso. No ción del Alto Comisariado del Gobierno para la Marca Es-
tenemos ni voluntad, ni capacidad para estar todo el día ma-
chacando. No somos tan fríos. Nos dejamos llevar por las emo- paña –comunicada, por cierto, en el BOE dos días antes de
ciones, por el corazón. […] Por eso estamos en la final de Kiev. la final de la Eurocopa–, mitos que argumentan a favor de
Y con un par. Y los alemanes, ahora sí que nos temen. Porque una “España de verdad”, cuyas gestas pueden leerse en su
ahora se ha despertado la España de verdad. […] Es que no sa- “historia”, basada en la superioridad simbólica, en su mági-
bemos lo que estamos viviendo. (Punto Pelota: 6’17’’-7’23’’) co capital inmaterial.
Esta afirmación, frecuentemente, se acompaña de un re-
Estoy de acuerdo con Roncero en una cosa: nunca sabemos lo chazo aristocrático a la modernidad capitalista y tecno-cien-
que estamos viviendo, pues es muy difícil apropiarse del senti- tífica, pues según estos ideólogos, España no es nación para
do en el que se manifiesta el futuro en el presente (¿qué sig- científicos. Aún a su pesar, Roncero nos ofrece otra entra-
nifican los cambios nunca vistos que suceden ante nuestros da en la crisis, al remitirnos al modelo productivo de la úl-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013