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ra, y descubre por vez primera su plena y madura adultez. Guy Debord fue efectivamente un gran visionario cuando
Por supuesto, lo propio de los mitos es que no se llegue a formuló su noción de la sociedad del espectáculo, anticipán-
pensar, al menos en la época en que aún están en uso, que dose milimétricamente a esta red monstruosa y continua de
alguien se los ha inventado, que no son sino otros relatos relatos y gags que conforma hoy material y espiritualmen-
más, a añadir a los muchísimos ya preexistentes. En defini- te nuestra sociedad, o lo que es lo mismo, a la mayor ma-
tiva, que no es agradable creer en ellos y al mismo tiempo quinaria de control y manipulación mental de la Historia,
verle las costuras. aquella que ofreciendo un aluvión torrencial de imágenes y
Pero entonces, ¿de dónde han emanado? ¿quién ha za- relatos de una sola moraleja supone la atrofia sistemática de
randeado unos huesos de chacal en la choza para invocar- todos los imaginarios posibles.
los, y por qué? Tal vez sea más fácil preguntarnos ¿quiénes
son esos rapsodas referentes de nuestra gran tribu occiden- En términos generales, las teorías de Debord intentaron explicar
el debilitamiento de las capacidades espirituales en el curso de
tal, quiénes llevan la iniciativa, influyen a los demás con sus la modernización de las esferas tanto privadas como públicas de
hipnóticos cánticos de hechicero o sacerdote, y tejen nues- la vida cotidiana por las fuerzas del capitalismo de mercado du-
tros ojos y oídos de historias? No parece haber otra respues- rante la modernización de Europa tras la Segunda Guerra Mun-
ta posible que los medios de comunicación de masas, la pu- dial. Los sentimientos de alienación, postuló Debord, podían
blicidad, la así llamada información, todo ese conjunto de ser explicados por las fuerzas invasivas del “espectáculo” — la
naturaleza seductora del capitalismo consumista. Los análisis de
altavoces omnipresentes que tan acertadamente denominó Debord aplicaron la crítica de comercialización de Karl Marx y
Guy Debord allá por el año 1967 la sociedad del espectáculo. Georg Lukács a lo que superficialmente se llama “los medios” y
proclamó que la alienación era más que una descripción emoti-
La sociedad del espectáculo va: el resultado provocado históricamente por el capitalismo. La
Internacional Situacionista intentó crear una serie de estrategias
La sociedad modernizada hasta llegar al estadio de lo especta- que se acercaban directamente a Dadá y el surrealismo.
cular integrado se caracteriza por el efecto combinado de cinco Wikipedia
rasgos principales: la innovación tecnológica incesante; la fu-
sión de la economía y el estado; el secreto generalizado; la false- Pese a que desde los propios medios se ensalzan una y otra
dad sin respuesta; un presente perpetuo. vez las bondades de la libertad alcanzada, y por supuesto de
Jamás hubo censura más perfecta. (...) Se cree que el espectador la libertad de prensa, no hay que ser excesivamente audaz
lo ignora todo y no merece nada. Quien siempre mira para sa- para entender que, al igual que toda otra empresa en una
ber cómo continúa, no actuará jamás: así debe ser el espectador. sociedad capitalista, estos medios también se estructuran en
Guy Debord,
Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, corporaciones empresariales de propiedad privada que obe-
Anagrama, 1999. decen a intereses por supuesto económicos, de rendimien-
to del negocio, y a otros de diversa índole, tanto políticos
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013