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mente algo nuevo y consistente, máxime si lo contrastamos                                                                      de sus caballos favoritos y cuyo lecho dividió en trescientos di-

         con otros periodos recientes del siglo pasado (las vanguar-                                                                    minutos arroyos antes de secarlo para siempre y convertirlo en

         dias, las revoluciones, los movimientos de los 60).                                                                            una explanada de arena. Asimismo Che-Huan- Ti, primer em-
                                                                                                                                        perador de China, que había unido todos sus palacios median-
             En todo caso, esta atrofia o univocidad impuesta de la                                                                     te galerías cubiertas a fin de poder desplazarse de uno a otro sin

         imaginación no es ninguna tontería, en tanto que la huma-                                                                      que los dioses se apercibieran, vio interrumpida la marcha de

         nidad vive conforme a los distintos relatos que se cuenta a                                                                    su ejército por un cerro abrupto y boscoso; mandó, pues, talar

         sí misma, relatos que parten de lo imaginable en cada mo-                                                                      todos sus árboles, allanar sus relieves y pintar de rojo su ladera


         mento histórico, y que son precisamente los que marcan los                                                                     para castigar su insolencia y doblegar su resistencia. El ejemplo

         límites de lo posible y tolerable.                                                                                             contrario nos lo ofrece el rey inglés Canuto —el rey bueno de
                                                                                                                                        los cuentos—, quien habría convocado a su pueblo a orillas del
             Según cuenta Santiago Alba Rico en Leer con niños, para                                                                    mar, según la leyenda, para demostrar públicamente los límites

         los griegos los dioses (los mitos) constituían algo así como                                                                   del poder: mandó en voz alta detener la marea y el océano, cla-

         un termostato cósmico, una policía antropológica que ayu-                                                                      ro, no obedeció.

         daba a marcar esos límites de lo posible, a partir de cuyo

         desprecio se desencadenaba invariablemente el desastre.                                                                 Alba Rico continúa su argumentación hasta equiparar el


                                                                                                                                 funcionamiento mismo del sistema capitalista con esa temi-


                El tema griego por excelencia, la transgresión originaria de la                                                  da hybris de los griegos:
                que nacen todos los peligros para el mundo y la ciudad. Me re-

                fiero, claro, a la hybris, el desprecio de los límites, el pecado de                                                    Pero sólo hoy por primera vez la locura es una estructura, un

                extra-limitación, la tentación de lo des-comunal, el rechazo de                                                         principio rector, un sistema, el esqueleto mismo de la realidad.
                esa “medida común” —la tierra, la muerte, la ley— a la que está                                                  Pensemos si no en esas empresas que vuelan montañas, des-

                asociada la supervivencia física y social de la humanidad.
                La hybris en el terreno político se llama despotismo, en su acep-                                                vían ríos o se frotan las manos con el inminente deshielo de

                ción actual, tiranía. El límite en el espacio es la belleza; el límite                                           los polos. Y en esa defensa del relato como herramienta de

                en el propio cuerpo es la conciencia.                                                                            mesura, Alba Rico añade:
                El despotismo ofrece su máxima expresión en la lucha contra la

                naturaleza, que sigue resistiendo allí donde los hombres ya han                                                         Antes de ser ideológicos o no —y sólo por eso pueden ser tam-
                sucumbido.                                                                                                              bién ideológicos y educativos—, los relatos son botiquines de

                Jerjes mandó azotar el mar que se había tragado sus naves; el                                                           supervivencia que incluyen las piezas necesarias para levantar

                propio Jerjes envió una carta al monte Athos para que se retira-                                                        un mundo, y sostenerlo, en medio de la lava sin fronteras. (...)
                se de su camino (“de lo contrario te cortaré y te arrojaré al océa-                                                     los relatos andamian un equilibrio de ipso dentro del cual nada

                no»). Por su parte Ciro, fundador del Imperio persa, detuvo su                                                          puede ser tocado sin amenazar todas las especies que lo compo-

                campaña contra Babilonia y fatigó a sus soldados durante sema-                                                          nen; son, por así decirlo, ecológicos, o si se prefiere, conservadores,
                nas a fin de vengarse del río Gynden, que había arrastrado uno                                                          pues consisten de entrada en la afirmación —contraria al nihi-








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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  1 , 2013
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