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ductas no se detienen ante las barreras que supuestamente                                                               cripción me lleva a subrayar un par de puntos. Primero, tal

         separan los diferentes campos de la acción social.                                                                      reapropiación tiene un pie en el ámbito estrictamente polí-

                De  aquí  la dificultad  de  hacer una evaluación  míni-                                                         tico —recuperación de los espacios públicos para el ejercicio

         mamente correcta de los acontecimientos que se han veni-                                                                de la democracia participativa— y el otro en el campo más

         do desarrollando últimamente en gran variedad de contextos                                                              deslocalizado de los discursos, pues la acción de significar

         sociales. Y, más en concreto, me refiero al movimiento social                                                           —o resignificar— tiene la capacidad de atravesar los más

         que se ha venido a denominar del 15-M o de los “indigna-                                                                diversos espacios de la acción social. Segundo, como se ha


         dos.” En principio, todo parece indicar que se trata de un mo-                                                          comentado con insistencia en los últimos tiempos, la ac-

         vimiento social bastante amplio que cuestiona el funciona-                                                              ción  política  de  movimientos como  el 15-M ha sido  po-

         miento realmente existente de la democracia representativa                                                              sible, sin duda alguna, gracias a la intermediación de las

         y, también, de aquellas instituciones, como ciertos partidos                                                            redes sociales y, en general, de todos los medios de comu-

         políticos y sindicatos, que son meros instrumentos de inter-                                                            nicación que utilizan el soporte de Internet. Estas media-

         vención de un estado empeñado en imponer el principio ca-                                                               ciones han permitido descentralizar y horizontalizar la co-

         pitalista en todos los órdenes de la vida. Desde esta perspec-                                                          municación cultural y política, de donde la emergencia de


         tiva, todo parece indicar que este movimiento defiende una                                                              nuevos cir cuitos de intercambio de la información que, en

         repolitización de la vida cotidiana y, con ello, una reversión                                                          muchas ocasiones, escapan al control total de las corpora-

         a las aspiraciones de una democracia participativa que esta-                                                            ciones privadas y de las instituciones estatales. Nos enfren-

         ban en el origen de las movilizaciones ciudadanas durante la                                                            tamos pues a un fenómeno de desbordamiento de los cauces

         Transición. Será interesante estar al tanto del probable im-                                                            institucionales encargados de canalizar en forma funcio-

         pacto de esta repolitización en el espacio más específico de la                                                         nal para el status quo los intercambios sociales. Ahora bien,

         cultura, aunque ya se puede avanzar que, por primera vez en                                                             desde una perspectiva política, el mayor acierto de las movili-

         mucho tiempo, el espacio político aparece como el ámbito                                                                zaciones a través de internet ha sido el aterrizaje en el espacio

         de actividad más creativo. De ser así, estaríamos en los co-                                                            público urbano desde el no-lugar de la red de redes y las re-


         mienzos de un renacimiento de la acción directa, fenómeno                                                               des sociales, pues ha permitido dar continuidad en el tiempo

         que, sin duda, preocuparía a un Ortega y Gasset y, por su-                                                              a un tipo de práctica política que, hasta los recientes aconte-

         puesto, ha de preocupar a sus herederos.                                                                                cimientos en los países musulmanes —la llamada “primave-

                Siguiendo con esta lectura optimista, la repolitización de                                                       ra árabe”—, sólo había dado lugar a erupciones espontáneas

         la cotidianeidad que promueve el movimiento 15-M puede                                                                  extremadamente localizadas en el tiempo —me refiero, por

         ser descrita, por utilizar las palabras de Víctor F. Sampedro                                                           ejemplo, a los acontecimientos previos a las elecciones gene-

         Blanco y José Manuel Sánchez Duarte, como “una doble rea-                                                               rales del año 2004 en España—.


         propiación: del espacio público y del discursivo.” Esta des-                                                                   Termino con una nota de cautela: los desarrollos tecno-






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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  0 , 2012
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