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andaluz, para explicitar cómo lo local y lo global están re- mismo peso)? Pensábamos que nuestro papel tenía que ser
lacionados. O la sección de Cuerpo, para hablar de cómo más bien el de dar sentido a lo que sucedía, interpretar la
los procesos sociales y económicos se encarnan y afectan a realidad, proporcionar marcos de sentido que nos ayudasen
nuestros cuerpos. a orientarnos y a cambiar las reglas del juego.
A veces nos miraron con desdén diciendo que éramos Con el tiempo también renunciamos a cierta pretensión
un medio militante, panfletario, porque tomamos partido. inicial de ser el medio de referencia de los movimientos so-
Como si se pudiese escribir sin tomarlo. Nos gustaba decir ciales. Sabíamos que éramos un nodo más en una red de me-
que hacíamos, parafraseando a Donna Haraway, periodis- dios y proyectos comunicativos con los que colaboramos,
mo situado. Preferimos reconocer de dónde partimos, cuá- cada uno con sus especificidades y diferencias. Nuestro ob-
les eran nuestros intereses y apuestas. No abogamos por el jetivo era poder cooperar con iniciativas similares y fomen-
panfleto que trata a los lectores como imbéciles, sino por el tar una pluralidad de voces. Así, colaboramos estrechamen-
rigor. te con medios como La Directa en Catalunya, difundiendo
sus noticias en castellano, o La Marea, con quienes elabo-
Interpretar la realidad para cambiar las reglas del juego ramos la publicación Cercanías. Asimismo, formamos parte
de Filtrala, una plataforma para enviar denuncias ciudada-
Diez años después, el panorama en el que se movía Diagonal nas, con Eldiario.es, La Marea, Mongolia, Critic y La Direc-
era muy distinto. Miles de medios online disputaban nues- ta. También pertenecimos al ecosistema de la economía so-
tra atención, las redes sociales bullían a miles de tuits por cial y solidaria madrileña: fuimos miembros de la Red de
segundo y ya no recuerdo cuándo fue la última vez que Economía Alternativa y Solidaria (REAS), del Mercado So-
compré un diario en papel. También el panorama político y cial de Madrid y de la cooperativa de servicios financieros
económico era muy diferente: la crisis se extendía a sus an- éticos Coop57.
chas y el yugo de la deuda cada vez apretaba más, pero pasó
algo llamado 15M que cambió nuestra forma de hacer y La comunidad Diagonal
pensar la política.
Todos estos acontecimientos nos obligaron a cambiar a A veces nos preguntan cuál fue la clave para que Diagonal
marchas forzadas nuestra concepción del periodismo e in- aguantase una década. Creo que, más allá de la convicción
cluso el papel que queríamos que jugara Diagonal. Lemas de que lo que hacíamos era necesario, y de cierta cabezone-
como “dar voz a los sin voz”, que alguna vez manejamos, so- ría colectiva, había un elemento fundamental que solía pa-
naban anticuados y paternalistas. ¿Qué sentido tenía arro- sar desapercibido: la red de afectos que unía a las personas
garse ese papel cuando cualquiera podía expresar su opi- que participamos en este proyecto. Como nos dijo en una
nión en internet (otra cosa es que todas las voces tengan el entrevista Silvia Federici, “cuando te juntas para hacer polí-
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017