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dominante. Igualmente importante es verificar el modo en bien el silencio o bien una crítica políticamente correcta de
que estas modalidades culturales emergentes obligan a los sus síntomas —pero rara vez se trata el problema en sí, a
estudios culturales y literarios españoles a repensarse para saber, el capitalismo (69-73)—. El editor invitado del nú-
poder reaccionar y responder a dichos cambios (o, en su de- mero especial de Hispanic Review, Luis Moreno-Caballud,
fecto, optar por ignorarlos). Mientras que ciertos sectores enfatiza la importancia de muchos de los proyectos cultu-
de la crítica cultural se enfocan en el presente en temas rele- rales españoles del procomún que en el presente desafían la
vantes pero sintomáticos —y a menudo desconectados los modalidad individualista y competitiva del imaginario neo-
unos de los otros— al centrarse, por ejemplo, en las repre- liberal dominante orientado hacia la mercantilización to-
sentaciones de la inmigración, la degradación socioeconó- tal (535-55). Todas estas contribuciones, en su conjunto,
mica, la cultura digital o los estudios culturales urbanos, las abren rumbos esenciales para el campo de los estudios li-
respuestas críticas más interesantes están combinando todo terarios y culturales españoles. Sin embargo, sigue faltando
lo anterior y señalando a las causas profundas de la crisis: la en dichas contribuciones un acercamiento ecocrítico a las
lógica cultural (junto con sus reacciones contrahegemóni- respuestas culturales españolas a la crisis. En mi opinión,
cas) de un sistema globalizador insostenible que promueve las críticas más persuasivas y sofisticadas a nivel global que
una concepción absurda de progreso basada en la competi- cuestionan la inviabilidad económica, la indeseabilidad so-
ción incansable, el consumismo, el agotamiento energético cial y la imposibilidad biofísica de la globalización neolibe-
y el crecimiento económico estimulado por la deuda en el ral se están articulando, en la última década, a través de las
contexto de una biosfera limitada. Todo ello genera y exa- humanidades ambientales, si bien los estudios peninsulares
cerba el panorama multi-crisis presente en el ámbito finan- las han ignorado casi por completo. Ursula Heise notó re-
ciero, social, ecológico y epistemológico. cientemente la relevancia creciente del giro global de la eco-
En este sentido, algunas de las intervenciones críticas más crítica durante la última década y cómo —siguiendo el ar-
relevantes centradas en la crisis y la cultura española se en- gumento de Dipesh Chakrabarty— “the reality of climate
cuentran en tres números especiales: “La imaginación soste- change forces scholars in the humanities and social sciences
nible: culturas y crisis económica en la España actual” (His- to develop new theories of planetarity at the intersection of
panic Review 80.4, Fall 2012), “Democracia y capitalismo: culture and environment.” (“la realidad del cambio climáti-
la función de la cultura” (ALCESXXI 1, 2013), y “Spain co obliga a las humanidades y ciencias sociales a desarrollar
in Crisis: 15-M and the Culture of Indignation” (Journal nuevas teorías sobre planetariedad en la intersección entre
of Spanish Cultural Studies 15, 2014). En el número de cultura y medioambiente”; 637-42). Estoy convencido de
ALCESXXI, Antonio Gómez L-Quiñones señala acertada- que los estudios culturales y literarios españoles se benefi-
mente que dos de las respuestas más comunes a la crisis des- ciarían de contribuir a este proyecto global impulsado por
de los estudios culturales y literarios españoles han sido o las humanidades ambientales.
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017