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En síntesis, El vano ayer plantea una escritura conflictiva verso machadiano (“El mañana efímero”) que aparece en su
que resiste a los paradigmas vigentes, desvinculándose tanto título.
de las nociones consensuadas que fomenta la ideología ofi-
cial como de los modelos edulcorados y evasivos que circu-
lan por las vías del mercado. Por un lado, indaga metalite-
rariamente la ficción contemporánea dominante (novelas,
películas o series de televisión) de la memoria histórica en
España y opta estilísticamente por un montaje formal alter-
nativo con múltiples puntos de vista y variaciones, constitu-
yéndose así como una textualidad performativa que, en su
mismo proceso de construcción, deconstruye y se posiciona
en contra de esa ficción normativa. Por otro lado, semejante
significante estético está subordinado al principal objetivo
ideológico del texto: abordar críticamente las violencias de
la dictadura y articular un comentario político sobre ésta.
Concretamente, uno de sus deseos es poner en evidencia
que la violencia represiva nunca dejó de ser un elemento es-
tructural del régimen, ya que las torturas y desapariciones
siguieron siendo impunemente ejercidas a lo largo de los
años sesenta y setenta. Para ello, su proyecto propone una
exploración abierta de los mapas y mecanismos del horror
mediante diversas estrategias narrativas.
Cabe especularse por último, para concluir volviendo a
la problemática que ha vertebrado este escrito (hartazgo/in-
satisfacción), que la particularidad paradójica de la ficción
de la memoria radica en buena parte en que, frente a tantas
narrativas sometidas a los mensajes oficiales y a la trivializa-
ción mediática, apenas se han publicado obras que, como
El vano ayer, puedan tildarse de “necesarias,” según lo es-
crito por Ignacio Echevarría en su reseña de El País (“Una
novela necesaria”)” y no resulten “vanas,” de acuerdo con el
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013