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Ese “bienestar” lo favoreció la industrialización a lo largo del   El capitalismo no es un sistema político, no define un

 siglo XIX y a principios del siglo XX, permitiendo el paso   tipo de régimen político, aunque esté estrechamente vin-

 de un orden “liberal-burgués” a un orden “estatista-obre-  culado con éste, sino un sistema económico. Sin embargo,

 ro”, según palabras del economista español Gabriel Tortella   el capitalismo ha ido sustituyendo al sistema político en fa-

 (38). El “bienestar” conoció su apogeo después de la segun-  vor de la aplicación generalizada de las teorías económicas

 da guerra mundial, con la aplicación de las teorías econó-  de  Milton  Friedman  (Friedman,  Capitalisme)  —defensor

 micas de John Maynard Keynes, el desarrollo del “welfare   de una tesis según la cual capitalismo y libertad se impli-


 state” y el éxito de la socialdemocracia en Europa occiden-  can mutuamente—, y ha favorecido el desarrollo del pen-

 tal. Desgraciadamente, esta época gloriosa conoció su ocaso   samiento neoliberal, como radicalización del liberalismo, al

 en los años 70, tras las dos crisis energéticas.    mismo tiempo que el rechazo de las teorías económicas de
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 Ahora bien, aunque sea la democracia el régimen domi-  Karl Marx, sobre todo después del derrumbe del bloque

 nante en el mundo desarrollado, no por ello carece de de-  soviético en 1991.  Ahora bien, con la crisis que azota al
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 fectos, como son las posibles derivas hacia, por un lado, la   mundo desde 2007, parece ser que Marx está de nuevo en

 tiranía de la mayoría y la evolución hacia una “mediocracia”   olor de santidad:  se extiende la idea de que el capitalismo
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 (gobierno de los “mediocres”) o, por otro, la tiranía de una   de competición, el capitalismo salvaje, y más globalmente

 minoría —deriva ya descrita por Platón en la República—   el neoliberalismo como doctrina política fundada en el ca-

 y la evolución hacia una forma de gobierno autoritario. Las   pitalismo, son cada vez más incompatibles con la democra-

 crisis de la democracia no son nuevas. Sin embargo, des-  cia o, por lo menos, con una idea de democracia moderna,

 de principios del siglo XXI estamos viviendo una profunda   es decir, representativa, participativa, o incluso con la so-

 puesta en tela de juicio del régimen democrático frente al   cialdemocracia.
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 capitalismo (Fleury, Pathologies). Lo que se observa es la su-

 jeción de la democracia al capitalismo y su perversión por   2  En Capitalisme et liberté, un verdadero best-seller, Friedman defien-

 éste, al convertirla en un sistema dirigido por una élite fi-  de la idea de un “liberalismo revolucionario”, en que el “capitalismo de
         competición”, que define como “la organización del conjunto de la ac-
 nanciera y sujeto a los altibajos de la Bolsa. Esta deriva es lo   tividad económica gracias a la empresa privada actuando en el mercado

 que denuncia precisamente el movimiento de los Indigna-  libre”, es la garantía del “sistema de libertad económica” y la “condición

 dos, especialmente en España.   necesaria de la libertad política” (16) (la traducción es mía).


         3  Véase Matrix. Machine philosophique de Alain Badiou y L’idée de com-
         munisme vols. 1 y 2 de Alain Badiou y Slavoj Žižek.
 1  Me refiero a las crisis energéticas o “choques petroleros” de los años

 1973 y 1979, cuando los países de la OPEP aumentaron  brutalmente   4  Entiendo el vocablo “capitalismo” en el sentido de “Régimen econó-
 el precio del crudo por motivos políticos (apoyo occidental a Israel, re-  mico fundado en el predominio del capital como elemento de produc-
 volución iraní), provocando una crisis económica particularmente fuer-  ción y creador de riqueza” y el vocablo “neoliberalismo”, como una radi-

 te en los países de Europa del Oeste.  calización del “liberalismo”, definido como una “Doctrina política que





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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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