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físicas, son más poderosas que la homofobia de sus amigos y                                                             minismo, la sexualidad y el género. También considero que

         miembros de su familia y la conducen a una decisión de vi-                                                              podría ser de interés para un público más amplio, ya que

         vir más acorde con quien es. Desgraciadamente, la decisión                                                              explora temas universales y puntuales como el valor de en-


         de resistir la fragmentación de su yo queda estropeada por                                                              frentarse a uno mismo y el baile entre los archivos visuales

         la fragmentación de su cuerpo en un accidente y el haber                                                                y la identidad.

         llegado antes de Violeta a la valentía de expresarse honesta-

         mente a sí misma y los demás.                                                                                           Margaret Gates Frohlich

             Un salto temporal de casi dos décadas nos lleva en la                                                               Dickinson College


         última y tercera parte de la novela, al viaje de Amanda a

         San Francisco, donde espera poder reencontrarse con Vio-

         leta y retomar el hilo de la relación más impactante de su

         vida. En su madurez, en vez de ser el objeto de la mirada


         de la cámara en manos de otra persona, Amanda se vuelve

         curadora de imágenes, borrando o guardando lo que ella

         misma ha creado. El acercamiento a su yo más auténtico

         está unido al creciente control de su imagen en una serie


         de selfies y la decisión de cambiar su apariencia física. Sin

         embargo, son lo inesperado, lo no imaginado y no contro-

         lado los que le aseguran a Amanda que el amor más pro-

         fundo de su vida la correspondía.


             En los agradecimientos al final de su novela, Ana Luen-

         go ancla la homofobia en la realidad de su propia vida. Ahí

         enfatiza que la realidad y la ficción están imbricadas. Seña-

         lar esto al final del libro no quiere decir que el amor entre


         personas del mismo sexo, y el dolor que experimentan de-

         bido a la homofobia, sean menos verídicos. Fabular más allá

         de divisiones destructivas y buscarse más allá de etiquetas y

         apariencias abren paso a un bien menos esquivo.


              Mi bien esquivo habría de servir para cualquier asignatu-

         ra de literatura contemporánea que toque los temas del fe-






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                Revist a  de  al ce s XXI                                                                                                                                                     Número  7 , 2025
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